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Jueves 14 de junio de 2007  
Intervención de S.E. la Presidenta de la República de Chile,   Señora Michelle Bachelet Jeria, ante la XVII Reunión del Consejo Presidencial Adino
Tarija, Bolivia
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Gracias Presidente Morales.

Yo quisiera iniciar mis palabras diciendo, gracias Presidente Evo Morales, a usted, a su pueblo, por el caluroso recibimiento que se nos ha brindado a todos y, en particular, el que se me ha brindado a mí como Presidenta de Chile y a nuestra delegación.

Yo creo que no escapa a nadie la importancia que tiene la manifestación de fraternidad, que es el espíritu que anima al pueblo boliviano y que sin duda quiero decir, es el mismo espíritu que anima a millones de chilenos y chilenas.

También quisiera felicitarlo por el excelente nivel de organización de esta cumbre, incluso que se haya preocupado de tenernos este día espléndido, asoleado que nos recibe, un gran y grato clima para trabajar.

Y, por cierto, no puedo dejar de mencionar y agradecer el apoyo, la preocupación y el cariño personal de usted y de todos los Presidentes aquí presentes, que me han manifestado por la salud de mi hija. Así que, muchas gracias a los estimados colegas, a los estimados Presidentes.

Estimados Presidentes:

Para nosotros, ésta no es una cumbre más, no es una cumbre Presidencial más, es una reunión de gran trascendencia. El Consejo Presidencial Andino se ha reunido para acoger a Chile como miembro asociado de la Comunidad Andina. Es decir, Chile vuelve a donde nunca debió haberse ido.

Y el paso que da Chile tiene, a nuestro juicio, una doble significación: por una parte, significa el reencuentro de mi país con uno de los procesos de integración más importantes de América Latina. Como recordaba Freddy, hace 40 años, o sea, uno de los procesos más antiguos y más importantes. Pero, por otro lado, también en sí mismo es un instrumento que permite acercar a nuestros países y a nuestros pueblos.

Con orgullo lo decimos: Chile es un país andino. Y esperamos que este paso que estamos concretando hoy fortalezca aún más los profundos lazos de hermandad de nuestro pueblo con el resto de los países andinos.

Amigos Presidentes:

Hemos hablado de integración en muchas ocasiones, y siempre tenemos la sensación de que quisiéramos ir más rápido, y creo que la integración continúa siendo un anhelo latinoamericano compartido, pero también continúa siendo una tarea no fácil.

Más allá de tener una historia de luchas compartidas y de nuestra común identidad cultural, la integración también descansa en proyectos nacionales genuinamente convergentes, a nuestro juicio, y en la existencia de un proyecto común cualitativamente superior a la suma de las partes.

Por eso, todos comprendemos y compartimos aquella idea de que una región unida estará en mejores condiciones para resolver sus problemas de pobreza y desarrollo, pero a la vez, y recordando lo que nos decía el Presidente Morales en su intervención, de que no sólo queríamos más comercio, sino comercio justo, en las condiciones del mundo actual es fundamental tener una voz unida y más fuerte ante el mundo. Especialmente en esta era donde los problemas globales demandan acciones de todos.

Pero no nos podemos engañar. La historia latinoamericana nos habla de lo difícil que ha sido llevar adelante procesos de integración fuerte y estable.

Nuestros libertadores dieron un tremendo ejemplo que nos ha costado seguir. Hace casi 200 años, ya los padres de la patria comprendieron que, o había independencia para todos o no había para ninguno. Y que sólo era posible mediante un esfuerzo de alcance regional.

Hoy, cuando la democracia está asentada en nuestra región, cuando nuestras economías se abren y se interrelacionan entre sí, vemos que existe una nueva oportunidad para una mayor integración. Además de que existe algo fundamental, que es la voluntad política y la decisión de avanzar en esa dirección.

Hemos tenido dificultades, es cierto, pero yo creo que el balance final no sólo es exitoso, si no también profundamente esperanzador.

Me refiero al relanzamiento, esta fuerza que usted Presidente le ha dado también a fortalecer muy fuertemente la Comunidad Andina, este proceso de integración andina; el MERCOSUR; bueno, en su momento el nacimiento y desarrollo del Grupo de Río, de la Comunidad Sudamericana de Naciones, hoy UNASUR, así como de la multiplicación de acuerdos en el marco del Tratado de Montevideo.

En los últimos años, la interdependencia intra-regional se ha multiplicado como nunca antes en la historia latinoamericana y sudamericana. Y como nunca, una inédita concertación política entre los gobiernos democráticamente elegidos.

Sólo en el caso de la relación de la CAN y Chile, sin estar en ese momento Chile como parte de la CAN, nosotros hemos firmado Acuerdos de Complementación Económica -en el marco de la ALADI- con Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. En el caso de Colombia y Perú, estos acuerdos serán reemplazados por dos nuevos tratados de libre comercio ya negociados, mientras que con Ecuador aspiramos a ampliar el existente hacia un acuerdo de asociación.

El año 2006, el intercambio comercial entre Chile y la CAN alcanzó 4.592 millones de dólares, un 35% más que el año 2005, y este año los datos disponibles son aún más alentadores.

En cuanto a inversión directa de Chile en los países de la Comunidad Andina, ésta supera los 10 mil millones de dólares y se concentra principalmente en Perú y Colombia.

Hemos avanzado del punto de vista comercial, pero no estamos satisfechos, y creemos que en esta oportunidad de integrarse como miembro asociado, la verdad es que podemos mejorar las inversiones y el comercio entre nuestros países.

Pero ha habido dificultades, y nuestro deber como líderes de nuestros países es enfrentar y superar estas dificultades.

Una de ellas ha sido, sin duda, la diversidad que encontramos en las estrategias de desarrollo al interior de nuestra región, como resultado del déficit social de los procesos de democratización y de apertura económica de los años 90.

¿Qué debemos hacer, a mi juicio, para avanzar en este cuadro? De, a mi juicio también, legítima diversidad, que ha ocurrido antes en nuestra historia y que seguramente va a volver a ocurrir, porque tenemos como países trayectorias parecidas en algunas cosas y disímiles en otras; tenemos instituciones diferentes; tenemos niveles de desarrollo económico, de dificultades diferentes. Y, por tanto, nos parece que la diversidad es una realidad que hay que asumir. Y, por lo tanto, esto nos va a acompañar y tenemos que aprender cómo trabajamos con esa diversidad.

Obviamente, lo hemos dicho, y yo creo que casi he llegado a ser majadera en todas las reuniones, en que debemos respetar los caminos que nuestros pueblos han ido eligiendo democráticamente y fortalecer el diálogo, ser capaces de conversar estas cosas.

Debemos procurar también poner el acento sin duda en aquello que nos une, poner el acento identificando las áreas de convergencia y transformar esos espacios, algo que también hemos conversado en otras cumbres, en iniciativas concretas con resultados medibles, que es lo que nuestros pueblos además aspiran, a que la pertenencia de determinadas instancias realmente tengan frutos y beneficios.

Debemos continuar la convergencia entre la CAN y el MERCOSUR, y avanzar a una integración flexible y abierta al mundo.

Pero, sobre todo, a mi juicio, debemos avanzar en una integración que signifique fortalecer la democracia y la protección de los derechos de las personas.

Es por eso que en esta oportunidad también deseo manifestar la satisfacción de mi gobierno, porque al suscribir la Declaración de Tarija, hemos identificado 15 ámbitos generales de aplicación y 8 áreas concretas de colaboración.

¿Qué significa esto?

Que vamos a avanzar juntos en materia, a mi juicio, centrales, fundamentales, cual es desarrollo humano y social incluyente. También he sido casi majadera insistiendo en la consolidación de sistemas de protección social, y vamos a tener en Chile la reunión previa al encuentro de Lima, el próximo año, de la Cumbre de Unión Europea, América Latina y el Caribe, vamos a tener este Seminario sobre Cohesión Social, también la Cumbre Iberoamericana, va a ser una oportunidad para no sólo debatir, reflexionar y hablar, sino para avanzar en metas concretas en cohesión social o desarrollo humano y social incluyente, como hemos acordado colocar, educación y salud, otros temas centrales hoy día en el mundo energía y, por cierto, para nosotros, innovación y competitividad; promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas, que permite no sólo que la economía se desarrolle, sino que permite disminuir fuertemente las concentraciones del poder económico y otorgar más empleos y otorgar más condiciones para muchos más en nuestros países; conectividad, comercio e inversiones, así como intercambio de experiencias en las relaciones con la Unión Europea. Ustedes saben que nosotros tenemos un tratado no sólo de libre comercio con la Unión Europea, sino que tenemos un acuerdo político, social y económico con la Unión Europea. Ha tenido extremadamente buenos frutos para nuestro país y estamos muy disponibles para compartir esta experiencia con ustedes y contarles cómo nos ha ido, cómo fue la negociación, etc.

Y también, por cierto, coordinación frente al Asia Pacífico. En esta mesa, Perú, México y Chile son parte de la APEC también, pero hemos conversado tantas veces que juntos podemos trabajar y abrirnos hacia esa área tan dinámica económicamente.

Entre otras áreas de trabajo conjunto, permítanme detenerme brevemente en aquello que yo he definido como el sello de mi gobierno, que es la virtuosa combinación de progreso y justicia social.

Cuando uno discute, habitualmente la gente le dice, sobre todo en el caso de Chile la oposición nos dice, que hay que elegir, que uno opta por el crecimiento económico o uno opta por la equidad social; que uno tiene que hacer un intercambio, un trade-off, que no es posible ambas cosas. Y nosotros creemos que es posible, y esa es nuestra apuesta.

Y hace una semana, yo quiero compartir con ustedes, que no sólo esto es posible teóricamente, sino en la práctica, quisiera compartir con ustedes los datos nuevos en Chile, que nos parece un avance histórico.

En el año 1987, la pobreza en Chile era de un 45%. Ese año se inició un estudio a través de una encuesta que se llama CASEN, donde se estudia la pobreza y se ha ido estudiando cada tres años.

El año 87 era 47%. El año 90, la democracia se encontró con más del 38% de las personas viviendo en pobreza.

En libertad y democracia, con mucho esfuerzo y disciplina, la coalición de partidos por la democracia, que es la que yo lidero hoy día, que tuvo sus otros Presidentes, optó por el gran lema que era crecimiento y equidad. Y con mucho esfuerzo y disciplina logramos reducir, el año 2003, a 18,7 por ciento.

Pues bien. Hemos hecho el año 2006, en noviembre, este nuevo estudio, y hemos concretado un nuevo avance, cinco puntos de reducción, del 18,7% al 13,7%.

Evidentemente estamos hablando de un promedio nacional, tenemos algunos más altos en tres grupos que tenemos que focalizar nuestro trabajo: en niños, porque nuestras familias más pobres tienen más niños y, por tanto, hay más niños pobres; en mujeres jefas de hogar, porque muchas de ellas son mujeres abandonadas, con muchos niños, y ahí también se concentra la pobreza; y en pueblos originarios.

Sin embargo, en los pueblos originarios el año 2003 teníamos un 29% de pobreza y el año 2006 lo hemos reducido a un 19%. Es decir, en tres años hemos reducido en 10 puntos la pobreza.

Eso no quiere decir que estemos satisfechos. Lo que queremos decir es que hemos comprobado, en la práctica, que la pobreza se reduce cuando el país crece, sin duda, pero que eso no es suficiente, y que las cifras nos dicen que la pobreza se reduce aún más, en mayor proporción, cuando ese crecimiento va acompañado de políticas sociales que benefician a toda la población.

Y de pasadita, esto yo creo que más que demuestra que independiente como le quieran colocar a la estrategia de desarrollo de Chile, no es un modelo neoliberal. Chile hace mucho tiempo que tiene una estrategia en la cual se abre al mundo, hace un intercambio comercial, pero coloca de la mano políticas sociales fundamentales.

Hizo las reformas del Estado que tenía que hacer, pero nunca, desde que llegamos a la democracia, entendió que podía hacer crecimiento sin equidad. Y yo quiero decirles que cifras concretas y claras lo están demostrando.

Ahora, ¿qué quiere decir esto?

Quiere decir que progreso y justicia social son posibles. Si yo hablo de progreso como sinónimo de crecimiento económico, de prosperidad económica, que no son dos agendas contrapuestas y que terminan, además, por potenciarse unos a otros.

Yo siempre digo, "crecer para incluir e incluir para crecer", que ambas cosas van de la mano y no son separables.

Y Chile está dispuesto a trabajar con toda su energía para que éste sea tema muy importante de nuestro proceso integrador aquí en la CAN.

Queremos trabajar con mucha energía y fuerza junto a la Comunidad Andina para reducir la exclusión, la pobreza, las desigualdades que han marcado la historia de las sociedades andinas.

Estimados Presidentes y amigos:

Yo quiero culminar mis palabras reiterando la satisfacción y agradecimiento de esta Presidenta, a nombre del pueblo de Chile, por la voluntad de los gobiernos y pueblos de la Comunidad Andina por haber invitado a mi país a esta instancia, haber regresado a sus raíces, podríamos decir, y estamos muy contentos por eso.

Quiero expresar, entonces, mi reconocimiento a cada uno de ustedes, Presidente Morales, Presidente G arcía, Presidente Correa, Presidente Uribe, mis colegas Presidentes, mis camaradas andinos, por esta decisión que honra a nuestro pueblo y que nosotros vamos a honrar con nuestro trabajo, nuestro compromiso, nuestra fraternidad y con ustedes.

Muchas Gracias.