Intervención del Canciller de Chile Mariano Fernández,
Seminario relacionado con puesta en vigor del TLC Chile-Colombia,
Bogotá, lunes 18 de mayo de 2009
Me es particularmente grato dirigirme a ustedes en el contexto de este Seminario organizado para conmemorar un feliz acontecimiento como es la entrada en vigor del TLC entre nuestros dos países.
Me congratulo por la presencia de tan distinguidos empresarios chilenos y colombianos y por la oportunidad que esta actividad nos presenta para debatir en conjunto las oportunidades que este nuevo Acuerdo nos ofrece en el campo del comercio, la economía y el desarroll.
El desarrollo de nuestro país está directamente ligado a su capacidad exportadora, los escenarios económicos globales que favorecen el libre comercio y la reducción de barreras comerciales de cualquier naturaleza. Por ello celebramos la reciente entrada en vigencia de este Instrumento bilateral, especialmente en momentos de crisis económica mundial donde algunos ven en el proteccionismo el espejismo que puede solucionar sus problemas. Nosotros sabemos que esa es una solución de corto plazo que sólo puede agravar la crisis.
Por eso estamos abogando en todas las instancias -y así, por ejemplo, lo hicimos la semana pasada en Praga, en la reunión del Grupo de Río con la Unión Europea y del Consejo de Asociación de Chile con la UE- para que a la brevedad se adopten medidas que impidan que los efectos de la crisis recaigan en los países de renta media y baja, que nada hemos tenido que ver en el origen de esta debacle financiera. Y, al mismo tiempo, hemos puesto énfasis en la necesidad de terminar con cualquier tipo de proteccionismo, como adoptan algunos grandes mercados, que son precisamente los que han sido grandes impulsores del libre comercio.
Concebimos la globalización como un proceso probablemente irreversible que es fuente tanto de costos como de grandes oportunidades. Esa es nuestra posición y ella fundamenta una política exterior orientada a una real inserción en la economía mundial capaz de maximizar los beneficios y minimizar los costos inherentes a la globalización.
En ese sentido, quisiera hacer un llamado a los empresarios chilenos y colombianos para que seamos capaces de aprovechar las oportunidades que esta crisis nos genera, que son oportunidades reales y que están a nuestro alcance si nos lo proponemos. Que miremos a la globalización más como una oportunidad que como una dificultad.
Chile está concluyendo un ciclo de política exterior que ha construido una red global de acuerdos de libre comercio con 56 países que constituyen mercados que representan alrededor del 90% de la economía global, una condición indispensable para el desarrollo económico de nuestro país.
Nuestra relación bilateral con Colombia está marcada por una perspectiva convergente sobre la dirección que deben adoptar los procesos de integración. Estamos convencidos de que esta tiene que ser profundizada y nada nos hará cambiar esa convicción. Esta es una mirada estratégica en el corto, en el mediano y largo plazo.
Ahora, alguien podría decir que éste es sólo uno más de los varios TLC's que tiene Chile. Sin embargo, si se observa en detalle la dinámica de nuestra relación comercial se puede colegir que este es un acuerdo de mucha importancia para Chile. De hecho, es el TLC más completo que mi país tiene con un país de la región.
Colombia fue el tercer destino de la inversión chilena en el mundo durante el año 2008. Acumulado desde 1990 hasta 2008 se han invertido en este país hermano casi 6 mil millones de dólares. Existen alrededor de 40 empresas de capitales chilenos en los más diversos sectores de la actividad económica colombiana.
Hoy en día el interés por invertir en este mercado, ya no es un "privilegio exclusivo" de los grandes empresarios, cada vez más, y así lo demuestran las cifras, las PYMES chilenas están llegando para invertir en Colombia.
Nuestro comercio bilateral se ha duplicado anualmente en los últimos 3 años, llegando el 2008 a 2.800 millones de dólares. De ellos, 2.100 corresponden a ventas de Colombia a Chile, en particular de hidrocarburos y carbón.
La canasta exportadora de Chile a Colombia es una de valor agregado. Vendemos cobre, maderas y sus derivados, vinos y frutas. No exportamos sólo commodities. Durante el 2008 los servicios fueron el tercer ítem de exportaciones, en sectores como diseño de software, telecomunicaciones, asesoría en tecnologías de la información, etc.
No queremos quedarnos sólo con las ceremonias y palabras, sino que este TLC sea un aporte real para aumentar los flujos comerciales y de inversión entre nuestros países.
Es por esto que el próximo 12 de agosto realizaremos una rueda de negocios acá en Bogotá en sectores relacionados con las manufacturas y los servicios (ingeniería, arquitectura, medio ambiente, entre otros). Desde ya invito a participar a todos los empresarios colombianos que estén interesados.
Nuestra relación es más que lo bilateral. Coincidimos que, como lo decía hace poco el Presidente Uribe, la integración regional descansa sobre una convergencia gradual entre diferentes procesos subregionales, CAN, MERCOSUR, y países como Chile que practica una política de regionalismo abierto siendo miembro asociado de ambos bloques. Y nos interesa la consolidación de UNASUR como un instrumento de integración real, que incluso se proyecte a toda la región latinoamericana y del Caribe.
Las empresas chilenas ya han invertido cerca de 40 mil millones de dólares en nuestra región, de los cuales cerca de 6 mil millones lo han hecho en Colombia, y tanto el ALC como el acuerdo vinculado a la doble tributación estamos convencidos van a ser pasos importantes en el fortalecimiento de esta naciente asociatividad entre nuestros empresarios.
Si bien, Latinoamérica es nuestro mercado natural, el Asia Pacífico es un mercado potencial inmenso que debemos saber aprovechar. Hoy, pese a la crisis, el Asia Pacífico es la región económicamente más dinámica del mundo. Por ejemplo, las economías miembros de APEC han mostrado un crecimiento promedio del 7%, versus el 5% de las economías no APEC. Entre otras características, sus 21 economías miembros comprenden más de 2.700 millones de personas, representando aproximadamente el 54% de la producción mundial y el 44% del comercio global.
Chile tiene acuerdos comerciales con la gran mayoría de las economías de esa región. Sin embargo, nosotros solos no podemos llenar esos mercados, y necesitamos socios confiables y emprendedores, como los colombianos, para que juntos encontremos los nichos específicos donde podamos llegar con nuestros bienes y servicios.
En este punto, quiero reiterar que Chile continuará impulsando con tesón el ingreso de Colombia a APEC.
También deseo agregar que en mis años de Embajador de Chile en Estados Unidos, por expresas instrucciones de la Presidenta de la República, nos hemos esforzado porque el Parlamento estadounidense apruebe el TLC con Colombia. Lo hemos hecho por solidaridad y por nuestro propio interés. Seguiremos en esta tarea, sin titubeos y con gran convicción, hasta lograrlo.
Por otra parte, Chile está al fin del mundo y si no tenemos medios de trasporte expeditos, y a precios razonables, quedamos aislados del mundo. Un acuerdo de libre comercio pierde su eficacia si no se cuenta con un transporte competitivo para potenciar los flujos comerciales. Desde este punto de vista, es importante hacer todos los esfuerzos necesarios para liberalizar aún más el transporte aéreo recíproco.
Quiero destacar que un complemento perfecto para potenciar este TLC es un Acuerdo para Evitar la Doble Tributación. Pues bien, según nuestros pronósticos, este acuerdo debería entrar en vigor durante este año, de manera que esté plenamente operativo para el año fiscal 2010 y sea un paso adelante en el fortalecimiento de la asociatividad entre nuestros empresarios.
En los años que vienen muchas de las repúblicas latinoamericanas celebrarán su bicentenario. Nuestros países coinciden en el año 2010. Parece una buena ocasión para detenernos y reflexionar sobre lo que hemos logrado y qué es lo que nos queda por lograr. Hoy la región es más democrática. Nuestra gente está mejor. La movilidad social está mejorando. Las mujeres tienen más oportunidades que nunca antes. Sin duda que nos quedan tareas pendientes y una de ella es la redistribución de la riqueza, esta riqueza que instrumentos como este permiten incrementar.
Chile nunca ha perdido de vista los objetivos: más democracia. Más crecimiento económico. Más y más igualdad de oportunidades. Un mejor Estado. Expansión y fortalecimiento de los derechos humanos. Hemos transitado hacia esos objetivos, respetando el imperio de la ley; favoreciendo el compromiso y la negociación; siendo persistentes en la profundización de la democracia, pero meticulosos en el diseño de las políticas. Permitiendo al mercado crear bienestar y oportunidades, pero no permitiendo al Estado ignorar su responsabilidad de asegurar que estos bienes públicos estén disponibles para todos.