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Un enfoque integral de comunicación para la diplomacia

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Un enfoque integral de comunicación para la diplomacia

Por Benjamín Aguirre Romero - Director de Comunicaciones Estratégicas

En un escenario global marcado por la inmediatez de la información y la multiplicidad de canales, la comunicación estratégica es una herramienta clave para la acción efectiva y la construcción de reputación de cualquier organización, eso incluye el ámbito de la diplomacia, que en el caso de la Cancillería implica desarrollar una comunicación que permita dar cuenta de los cambios y desafíos que ha experimentado Chile y el mundo. No se trata solo de difundir mensajes, sino de construir confianza, de generar vínculos y de posicionar a un país de manera clara y consistente frente a sus interlocutores en el contexto internacional, pero a la vez de manera transparente y sencilla a los actores internos y la ciudadanía.

Lograr aquello demanda una estrategia para fortalecer nuestra capacidad de llegar a una opinión pública global, instalar una identidad reconocible y buscar alianzas de largo plazo con la mayor cantidad de países. También implica explicar el sentido y valor de nuestras acciones a nivel doméstico, fortaleciendo la adhesión, compromiso y orgullo con la tarea de la política exterior. Para ello debemos utilizar las herramientas tradicionales y las nuevas, aquellas que utilizan otros lenguajes desde otras plataformas. Esto, con creatividad, pero sin perder un alto sentido de responsabilidad. El uso incremental de redes sociales y medios digitales se ha convertido en un elemento clave para amplificar mensajes, llegar a múltiples audiencias y reaccionar con rapidez frente a los acontecimientos internacionales. Es una herramienta fundamental para un servicio como el nuestro, desplegado en 74 embajadas, 12 misiones multilaterales y 115 consulados a lo largo del mundo. Al mismo tiempo, es determinante para comunicar y explicar a chilenas y chilenos, en el país o en el exterior, cuál es nuestra mirada sobre el contexto geopolítico, de qué manera podemos acompañarlos en asuntos cotidianos, y cuáles son los avances y desafíos de nuestro posicionamiento internacional. Esa amplia estructura y la diversidad de públicos a los que nos dirigimos hace imprescindible que nuestra comunicación esté alineada con los principios y despliegue de nuestra política exterior, al servicio de reforzar nuestros vínculos bilaterales y de fortalecer nuestra voz en el sistema multilateral. Debemos comunicar de manera abierta, en diálogo directo con la ciudadanía y conectados con las necesidades de las múltiples audiencias. Lo hacemos mediante el uso de los nuevos canales de comunicación, aunque sin desatender los medios y espacios más tradicionales, garantizando la consistencia, seriedad, credibilidad e institucionalidad del mensaje.

Esta mirada sobre la comunicación estratégica no se limita al ámbito externo, también exige una línea clara y efectiva de comunicación hacia adentro, que asegure la coordinación entre los distintos actores de esta Secretaría de Estado, para alinear objetivos, facilitar la toma de decisiones y, especialmente, para que todas y todos nos reconozcamos como actores relevantes de la tarea del Ministerio. La articulación coherente de estos elementos contribuye a la diplomacia adaptarse a escenarios cambiantes y responder con eficacia a los desafíos globales, pero también valorando la propia contribución, resignificando nuestro quehacer, apreciando lo que hace el otro, siendo capaces de sintetizar el modo en que nuestro compromiso, oficio y profesionalismo es parte de un proyecto colectivo, que no termina aquí, que tiene una historia y que es extremadamente relevante.

Desde hace dos años, hemos levantado y construido una estrategia de comunicación interna, que se hace cargo del propósito de tender puentes entre las realidades que cohabitan en nuestro espacio laboral. Lo hacemos con un objetivo claro: fortalecer nuestra cultura institucional, mantenernos informados sobre lo que nos importa como comunidad y reconocer que, más allá de las distancias y diferencias, compartimos una misión común. Lo hacemos visibilizando todos los niveles que se involucran en la organización de un gran evento internacional, o mostrando el testimonio de un funcionario que nos relata su experiencia y, de esa manera, su rol –y la importancia del mismo- en el ministerio. Lo hacemos de manera creativa, con cariño y respeto por las personas que integran el servicio, pero también por cariño a Chile, sabiendo que eso es lo que realmente nos une a todos los que trabajamos en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Con ese propósito nacieron la intranet de comunicación interna y el informativo RREEsumen, espacios creados para mantenernos conectados y al día, así como los afiches mensuales impresos o el contenido de pantallas informativas, que buscan dar cuenta de logros del ministerio, celebrar algún hito o comunicar sobre alguna iniciativa o procedimiento. Estas iniciativas forman parte de un ecosistema de comunicación interna que crece y se renueva constantemente. También se implementó el Comité Editorial de Comunicación Interna, una instancia transversal y representativa de nuestra diversidad funcionaria, que tiene como desafío proponer ideas, impulsar proyectos y ayudar a fortalecer, junto a todos los que pertenecemos a ella, nuestra identidad institucional.

Estas herramientas no son un espacio para uniformar, sino para encontrarnos. No se trata de que todos compartamos las mismas aficiones o modos de expresarnos, sino de comprender que el aporte de todos y todas, suma, y que detrás de cada un funcionario o funcionario hay una historia que se ha ido acoplando a la historia de una embajada, consulado, división o unidad. La riqueza del Ministerio de Relaciones Exteriores radica en su capacidad de representar la diversidad de la identidad de Chile y sus intereses en el mundo, y eso está insoslayablemente ligado a que sigamos desarrollando la habilidad de reconocer y convivir con nuestra propia diversidad —cultural, de experiencias e ideas— dentro de la misma institución.

En un mundo interconectado, la diplomacia no es solo una tarea hacia afuera; empieza en casa. Una mirada estratégica de la comunicación, obliga a considerarla de manera integral. En ese sentido, es clave seguir construyendo un sentido de pertenencia institucional, que esté ligado a favorecer la práctica del respeto, apertura y curiosidad por el otro, eso vale para los países que nos relacionamos, pero empieza con nuestras y nuestros compañeros de trabajo. Este enfoque fortalece nuestras relaciones internas y, con ello, nuestra labor profesional. Porque si en nuestras oficinas aprendemos a valorar lo que nos une y a dialogar sobre lo que nos diferencia, estaremos mejor preparados para representar a un país que también es plural y diverso, y que debe seguir insertándose en un mundo donde esa pluralidad y diversidad es aún más amplia, y que cambia de manera acelerada y dinámica.