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Filipinas, lunes, 17 de octubre de 2011  
Conferencia del subsecretario de Relaciones Exteriores de la República de Chile, Fernando Schmidt, ante alumnado y cuerpo docente universitario.
Política exterior de Chile - Relación bilateral
(discurso apoyado por una presentación en Power Point)
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1. Introducción


Amigas y amigos:


Agradezco esta invitación para dirigirme a ustedes. Saludo al alumnado y cuerpo docente de esta prestigiosa Universidad, la más antigua de Asia y con 400 años de historia.

 

Saludo a personas de una nación asiática con la que crecen nuestros vínculos políticos y económicos. Una nación que, como nosotros, comparte la herencia cultural de España, si bien matizada, entre ustedes, por otras tradiciones también muy fuertes. Una nación lejana, pero que se acerca gracias a la globalización de las comunicaciones, de la economía, de los intercambios. Un país, en fin, formado por múltiples islas, con un territorio quebrado que nos recuerda el sur de Chile.


Tal como Chile, Filipinas ha transitado a la democracia y lucha por afianzar tanto las libertades públicas como el crecimiento económico, la participación democrática y el Estado de Derecho, la erradicación de la pobreza y la integración social.


Somos países en vías de desarrollo, que buscamos un mejor futuro para las actuales y las próximas generaciones. Y si bien Filipinas tiene un número mucho mayor de habitantes en un territorio más pequeño, podemos compartir, ciertamente, miradas comunes y desafíos que nos atañen a ambos.


Seguramente por esta razón ustedes quisieron conocer, de primera mano, lo que pensamos los diplomáticos chilenos sobre el papel que debe cumplir y los desafíos que debe afrontar la diplomacia en el mundo de hoy, desde nuestra perspectiva.

 

2. Marco de referencia para la acción bilateral


De manera vertiginosa y lo seguirá haciendo en los años venideros es el escenario en el cual se deben llevar a cabo las relaciones entre los países. La globalización acelerada nos obliga a ajustar y a reenfocar el trabajo bilateral a los desafíos sociales, económicos y políticos que ella plantea.


En este sentido, basta ver las noticias que nos llegan diariamente de diversos acontecimientos alrededor del mundo, que dan cuenta de demandas políticas que exigen más democracia, demandas económicas que exigen mayor equidad y demandas sociales que exigen mejor educación e igualdad de oportunidades. Las mismas noticias nos muestran también, en nuestros propios hogares, el drama de aquellos sectores de la humanidad que ni siquiera tienen fuerzas para levantar su voz, ya que están -literalmente- muriendo de hambre.


Ahí están los desafíos. Debemos enfocar nuestra diplomacia a buscar soluciones para estos problemas, ya sea en lo que se refiere a las carencias de cada uno de nuestros propios países como a las de países y poblaciones menos afortunadas.


Ahí el papel de las autoridades es crucial. Detectar políticas públicas exitosas que se puedan replicar, pesquisar nuevas oportunidades comerciales y de cooperación económica, establecer vínculos de mutuo beneficio en áreas como la educación, la ciencia, la tecnología y el desarrollo de energías limpias y renovables son las tareas que, por ejemplo, Chile está asumiendo cada vez con mayor fuerza.


Asimismo, nuestra participación en los organismos internacionales debe apuntar a que dichas entidades cumplan efectivamente su función de garantizar la paz y la seguridad internacionales, además de canalizar la solidaridad y la cooperación internacional con aquellos países que por diversos motivos hoy enfrentan situaciones criticas. Debemos realizar esfuerzos para enfocarnos en la promoción y respeto de los derechos humanos, el fomento de la democracia, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico y el fomento de la transparencia.


Definido el marco general, me referiré ahora a cómo nuestro país enfrenta estos desafíos a través de su política exterior.

 

 

 

3. Los principios


Permítanme señalar brevemente los principios que rigen la política exterior de Chile, principios arraigados desde temprano en la tradición democrática y republicana de nuestro país.


En primer lugar, desarrollamos una política exterior de Estado, que habla en nombre del país y que considera a todos a la hora de tomar decisiones, al gobierno y a la oposición, así como a todos los demás actores vinculados al sector externo de Chile, el parlamento, los partidos políticos, las organizaciones no gubernamentales, las empresas privadas y las universidades. En la hora de la globalización, cuando se multiplican las interacciones de chilenos en el ámbito internacional, entendemos que la política exterior tiene muchos intérpretes.


En segundo lugar, promovemos el apego al Derecho Internacional y sus principios y el pleno respeto a los tratados como base para una sana convivencia internacional. Se trata de una línea invariable de la política exterior de Chile que no sólo es adecuada y la manera correcta de relacionarse con los otros, sino que también es lo mejor para un país como Chile, que basa su prestigio y afirma su respetabilidad precisamente en que respeta a los otros.


En tercer lugar, llevamos adelante una política exterior centrada en el ser humano. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, hemos asistido a la progresiva afirmación de la democracia y de la doctrina del respeto a los derechos humanos en todo el mundo. En Chile, tal como en Filipinas, hemos hecho un particular aprendizaje en este sentido, que ha tenido momentos de mucho dolor y sufrimiento; y, por lo mismo, tenemos total claridad al respecto, y no entendemos una política exterior que no ponga, en primer lugar, la dignidad del ser humano y la vigencia de la democracia en todas sus dimensiones.


En cuarto lugar, desarrollamos una política exterior que se inscribe de lleno en los planes de desarrollo nacional. Desde que Chile bajó unilateralmente sus aranceles y abrió su economía a mediados de la década de los ochenta, la política exterior se ha convertido en una poderosa herramienta al servicio del crecimiento de la economía. Como veremos más adelante, nuestro país ha desarrollado una vasta red de acuerdos de libre comercio que han dado fuerte impulso a nuestro sector exportador. Hoy, el comercio exterior representa alrededor del 70% del PIB de Chile, un país con relativamente pocos habitantes y, por lo tanto, con un mercado doméstico reducido que, sin embargo, exporta bienes y servicios a todos los continentes y que aspira, entre otras cosas, a convertirse en una potencia agroalimentaria, al servicio de los mercados de países con menos ventajas comparativas que el nuestro para el desarrollo de la agroindustria. Muy distinto es el caso de Filipinas, cuyo gran mercado interno ha significado también un acelerado desarrollo de los sectores industrial y de servicios.

 

En quinto y último lugar, queremos desarrollar una política exterior adecuada al siglo XXI, que se distinga por su capacidad de adelantarse a los tiempos, por la flexibilidad y por la capacidad de llevar a cabo una gestión profesional y moderna. Es fácil decirlo y difícil hacerlo, porque implica modernizar instituciones, entrenar personal, romper con procedimientos burocráticos y por supuesto requiere de recursos siempre escasos.

 

 

 

4. La construcción de un mundo para todos


El vertiginoso proceso de globalización ha tenido resultados que pocos pudieron prever en las primeras décadas del siglo pasado, cuando aún las principales potencias -y todos sus satélites- se enfrentaban por el dominio de la escena internacional. Quizá se trataba de la afirmación de los Estados-Nación, relativamente nuevos en la política; quizá de los resabios del Antiguo Régimen y la tendencia a constituir imperios más que alianzas.


Hoy, por fortuna, despejada la niebla de la guerra fría, se ha impuesto la lógica de la cooperación, la dinámica de la colaboración. Cada vez tomamos mayor conciencia de que el planeta nos pertenece a todos, que nuestros actos individuales afectan a todos y que entre todos tenemos que buscar mejores formas de convivencia y de cuidado del medio ambiente.


Al mismo tiempo, la democracia como sistema político y el respeto a los derechos humanos han avanzado para establecerse como criterios universales. Aún hay autocracias y regímenes no democráticos, aún hay países y territorios en donde la violación a los derechos humanos es la norma y no la excepción, pero no hay duda de que hemos avanzado muchísimo en expandir la democracia y el respeto a la dignidad del hombre.


Señalo todo esto para indicar el horizonte en que se desarrolla la actividad diplomática. Nuestro primer deber es promover el entendimiento, la paz y el respeto entre todas las naciones y, a partir de ahí, buscar el desarrollo de un sistema de relaciones internacionales que promueva el desarrollo político, el crecimiento económico y el cuidado del medio ambiente en todas partes.


En ese gran marco buscamos definir nuestras estrategias nacionales, la promoción y defensa de los intereses del país, siempre con la mirada puesta en que hay un horizonte de sentido mucho más amplio.

 

 

 

5. Principales focos de acción exterior en relaciones comerciales


Una de esas estrategias se refiere a la relación comercial con otros países, componente fundamental de la globalización y parte muy importante también del modelo de desarrollo chileno.


El 80 por ciento de nuestra capacidad exportadora se desarrolla en tres áreas bien delimitadas. Asia se lleva el 40% de las exportaciones chilenas; Europa, el 25%; y Estados Unidos, el 15%. Estos tres grandes mercados compran 80% del total de lo que Chile vende al exterior; el restante 20% se reparte mucho más aleatoriamente, aunque cierto tipo de bienes, como las manufacturas, tienen su mercado preferente en América del Sur.


De ahí que nuestra política exterior, al menos en lo que se refiere a los vínculos comerciales, pone un especial énfasis en estas tres áreas, con las que, en general, tenemos también excelentes relaciones políticas y culturales.


Disponemos de dos herramientas principales para profundizar las relaciones comerciales con los mercados externos.


La primera son las giras presidenciales, que permiten una diplomacia directa y mayor visibilidad durante su duración. Normalmente acompañan al Presidente autoridades políticas, parlamentarios y hombres de negocios, lo que permite desarrollar agendas que cubran todos los aspectos. Las visitas del Ministro de Relaciones Exteriores y las mías también son parte de una estrategia presencial que tiene un alto valor en el mundo de hoy.


En menos de dos años de gobierno, el Presidente Piñera ha visitado la mayoría de los países de América del Sur; ha viajado a: España, Italia, Alemania, Francia e Inglaterra; a Estados Unidos; a Japón y China, nuestros principales socios comerciales en Asia. Y también -en función de los amplios objetivos de nuestra política exterior- a Israel, Palestina, Jordania y México.


Quiero insistir, aunque parezca innecesario, que la diplomacia directa es una gran ayuda y una excelente herramienta para el desarrollo de los intereses del Estado, en el entendido de que nuestras relaciones bilaterales cubren una multiplicidad de aspectos en el ámbito de la política, la cultura, la cooperación, entre otros, todos los cuales que procuramos no descuidar jamás.


Quiero agregar también que, por supuesto, las visitas de altas autoridades a Chile son la otra cara de la misma medalla. En ese sentido, valoramos especialmente que el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, haya escogido Chile como uno de los puntos de su gira latinoamericana. Creo que fue una importante señal de valoración de la estabilidad política, la calidad de la democracia y la pujanza económica de Chile.


La segunda herramienta es la profundización de los acuerdos comerciales y de cooperación. Tenemos negociaciones en curso, que se dirigen, por ejemplo, a ampliar acuerdos; es el caso del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (Trans Pacific Partnership TPP), que tiene su origen en el P4, suscrito inicialmente entre Nueva Zelandia, Brunei, Singapur y Chile. Además de los P4 participan en la negociación que busca crear una Zona de libre comercio en el Pacífico, Estados Unidos, Australia, Vietnam, Perú y Malasia. Chile además es miembro de APEC.


El ingreso de Chile a la OCDE, por otra parte, ha significado un enorme reto, tanto en el proceso de postulación, que nos exigió una buena cuota de modernización y puesta al día en procedimientos del Estado, como en nuestra presencia allí, puesto que estamos deficitarios, o en posiciones poco favorables, en muchos índices comparativos. Ahí está nuestra gran tarea, alcanzar el pleno desarrollo con el cumplimiento de altos estándares en equidad y acceso a las oportunidades. Ustedes habrán visto o sabido que hay un fuerte movimiento estudiantil en Chile, precisamente en demanda de una educación pública de mejor calidad. Estamos trabajando en ello y creemos que estas crisis proporcionan la gran oportunidad de hacer cambios de fondo que en otras condiciones sería muy difícil lograr.

 


6. Relaciones vecinales y con América Latina


Así como, por convención, decimos que miramos el mundo desde abajo, nosotros sostenemos que también lo hacemos desde la región latinoamericana.


Acá están nuestras principales referencias. Nos sentimos parte de una comunidad lingüística, histórica y cultural, que avanza hacia una mayor integración. Planteamos esto último de manera realista: con cualquiera de nuestros vecinos, la integración que vale parte de lo que beneficie a ambos pueblos, y debe avanzar con la gradualidad que sea necesaria. Con todos ellos tenemos una relación franca y respetuosa, que no elude los problemas, pero que tampoco se limita a ellos; siempre será posible avanzar en otros aspectos.


En esta primera etapa, el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera ha seguido una política exterior pragmática. Se ha puesto especial énfasis en la solución práctica de temas vecinales y regionales. El mandatario, que en alguna medida era visto con recelo por algunos sectores latinoamericanos, y que fue descrito como un frío empresario que abandonaría los aspectos sociales de la política, ha sido reevaluado. Mantiene una fluida, cercana y constante relación con los mandatarios de la región.


Perú, nuestro vecino del norte, es un país con el que hemos tenido una relación tan larga como accidentada. También fuimos partícipes, en el siglo XIX, del estilo antiguo de resolver conflictos, el enfrentamiento bélico; y, tal como ustedes lo saben muy bien, cuando ello ocurre quedan huellas dolorosas que cuesta superar. Y actualmente el Perú presentó ante la Corte Internacional de La Haya un procedimiento contra Chile, que busca ajustar la frontera marítima, algo que nosotros estimamos ya fue definido en tratados internacionales de la década de los cincuenta.


Estamos seguros de que este diferendo se resolverá conforme a las leyes y a los dictámenes de la corte, en paz y con respeto mutuo, aunque, de momento, haya puesto algún grado de innecesaria tirantez en la relación que, por otra parte, marcha muy bien. Avanzamos en la integración y Chile es receptor de una generosa ola de inmigrantes peruanos que han enriquecido la diversidad cultural de nuestro país.


Adicionalmente, durante el primer semestre del presente año, Perú pasó a ser el principal país receptor de inversión chilena directa. Asimismo, las inversiones peruanas en Chile han mostrado un sostenido crecimiento, llegando a ser el 2010 del orden de los US$ 2.500 millones.


Con Argentina, el Tratado de Paz y Amistad de 1984 es clave, ya que da el marco a la relación, y más aún con la nueva formulación del Acuerdo que se suscribió en octubre de 2009 y entró en vigencia en enero de 2010.


Con ese país Chile tiene la integración más activa. Dos veces al año se efectúan reuniones conjuntas de gabinetes ministeriales; se realizan también periódicamente reuniones 2+2, es decir, ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores; y hemos creado una brigada conjunta para la participación en Operaciones de Mantenimiento de la Paz de ONU.


Aún falta mucho camino por recorrer. Se mantienen problemas de conectividad y de trámites fronterizos, como las filas en las aduanas terrestres, así como promover la integración de las regiones fronterizas. También hay una agenda referida a los problemas fitosanitarios. En todo caso, la decisión política de ambos países por seguir manteniendo la integración se refuerza permanentemente.


Respecto a Bolivia, Chile ha sostenido siempre la disposición de mantener y profundizar el diálogo en el marco del respeto a los tratados vigentes, en especial el Tratado de Paz y Amistad de 1904.


Cabe hacer presente que Bolivia es uno de los principales receptores de la cooperación chilena. Nuestro país mantiene programas de cooperación en los más diversos ámbitos como superación de la pobreza, salud, educación superior, seguridad, ente otros. También se ha ofrecido la implementación de un novedoso sistema para apoyar el aumento de las exportaciones bolivianas a través de oficinas comerciales de Chile en el exterior.


En materia de infraestructura se ha trabajado de manera conjunta con Bolivia y Brasil para la concreción del corredor interoceánico que unirá los puerto de Santos en Brasil con los puertos de Arica e Iquique en Chile, pasando por territorio boliviano, restando finalizar aproximadamente 36 km. del corredor en este país para culminar la obra.


Con Brasil existe una tradicional y madura relación que se ve fortalecida por la cooperación existente en distintos ámbitos, especialmente el multilateral, lo que facilita la adopción de consensos en los diversos temas que componen la agenda regional y global.


En términos económico-comerciales, Brasil es un importante socio para nuestro país. Destaca particularmente la importancia del mercado chileno para las exportaciones de Brasil; a su vez, Chile posiciona a Brasil como el principal destino de sus exportaciones hacia América Latina y el cuarto a nivel mundial.


Con el resto de los países de América Latina, tenemos relaciones cordiales y en algunos casos muy significativas desde el punto de vista comercial -inversiones mutuas e intercambio comercial-, como con Colombia, Ecuador, Uruguay y Paraguay. Participamos de todas las iniciativas de concertación y diálogo político en la región, como el Grupo de Río y la Unasur, entre otros, así como en diversas instancias de integración entre grupos de países. Para nosotros, como lo señalé antes, América Latina es un área esencial, donde tenemos que cuidar especialmente el respeto mutuo, el mantenimiento de la paz, el crecimiento de la integración y la búsqueda de un destino común para pueblos hermanos.


En la región Chile cumple cabalmente su compromiso con la paz y el desarrollo, ofreciendo diversos programas de cooperación en Centroamérica y El caribe a través de la Agencia de Cooperación Internacional. En Haití mantenemos además un contingente de 500 efectivos como parte de la Fuerza de Paz de ONU y el Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para ese país es el diplomático chileno y ex Canciller Mariano Fernández. La policía chilena entrena anualmente alrededor de 70 policías haitianos que están dando forma a la nueva policía de ese país, que une a sus problemas la fuerte acción del narcotráfico.

 

 

 

7. Presencia internacional


Pero no solo en la región latinoamericana y del Caribe Chile manifiesta su compromiso con la paz. En el ámbito internacional nuestro país ha participado en el pasado en diversas operaciones de mantenimiento de la paz (Irak, Cambodia, Timor del Este, El Salvador) y hoy mantiene un pequeño contingente en Chipre; observadores militares en el Medio Oriente y en la Frontera entre India y Pakistán; y coopera con la Unión Europea con un contingente policial en la Operación EUFOR Althea en Bosnia Herzegovina.


Desde 1990 Chile ha sido dos veces miembro no permanente del Consejo de Seguridad de ONU, ha ocupado la Presidencia del ECOSOC, ha sido miembro de numerosas Comisiones de ONU entre las que destaca la antigua Comisión de Derechos Humanos y hoy el Consejo de Derechos Humanos.


Debo resaltar aquí que en la actualidad dos destacados chilenos ocupan altos cargos en el sistema de Naciones Unidas. La ex Presidenta Michele Bachelet, quien está al frente de UN Women, y el Embajador Juan Somavía, Director General de la OIT.

 

 

 

8. El contexto asiático


Como decía antes, Asia se ha convertido en el principal destino de las exportaciones chilenas, principalmente a los mercados de Japón y China. Tenemos muchas esperanzas en la ya mencionada ampliación del P-4, que puede constituirse en una gran vía para profundizar la liberalización de los intercambios económicos entre diversos países de la Cuenca del Pacífico. En el marco de los encuentros de APEC, sin duda que ha habido contactos y un creciente conocimiento entre las autoridades filipinas y chilenas; y más ahora que, gracias al apoyo de diversos países, entre ellos Filipinas, Chile pudo acreditar un embajador ante la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, ASEAN.


Para nosotros, este contexto es fundamental. Creíamos, y el tiempo lo ha demostrado, que la Cuenca del Pacífico se convertiría en el gran espacio de intercambio comercial y político mundial, así como en el pasado el Atlántico fue el océano por donde circulaba la mayor parte de la savia de la economía mundial.


Por ello estamos tan interesados y en el Asia - Pacífico. Nos miramos de frente, a través del océano, y trabajamos en múltiples organizaciones para acercar aún más a nuestros pueblos.

 

 

9. Chile y Filipinas


Quiero destacar que nuestros países tienen relaciones diplomáticas desde 1947, las más antiguas de Chile con alguno de los miembros de la ASEAN. Un gran paso que expresó la madurez de la relación fue la firma del "Memorándum de Entendimiento sobre consultas y cooperación entre los ministerios de Relaciones Exteriores de Chile y Filipinas, suscrito durante la visita de Joseph Estrada, Presidente de vuestro país, en septiembre de 1999.


Este convenio ha ordenado, en cierto modo, la relación política y ha hecho posible el desarrollo de interesantes iniciativas bilaterales. Quiero destacar, en primer lugar, lo que estamos haciendo en materia de generación eléctrica.


Filipinas es un país líder a nivel mundial en la producción de energía a través de la geotermia, que alcanza un expectante 18 por ciento del total del país. Chile, por su parte, está empeñado en diversificar su matriz energética, favoreciendo, naturalmente, las energías renovables no convencionales. De ahí que para nosotros sea una gran noticia la llegada de la empresa filipina Energy Development Corporation, EDC, que explota en su país 9 campos geotermales que producen el 60% de ese tipo de energía en su país. Chile tiene un gran potencial geotérmico, como ha quedado claro en estudios diversos y en un seminario que la misma EDC organizó en Manila, dirigido a profesionales chilenos provenientes de universidades y empresas del sector eléctrico. Su instalación en Chile permitirá, sin duda, acrecentar el porcentaje de generación geotérmica y el aumento del conocimiento en esta área tan importante para nuestro desarrollo sustentable.


Por otra parte, Chile tiene una enorme experiencia y mucho conocimiento acumulado en el sector de la minería. Filipinas tiene grandes reservas de cobre, pero su industria minera está menos desarrollada que la chilena. De ahí que el acuerdo bilateral de Cooperación en Materias Mineras, suscrito en 1999, tenga un gran potencial para el trabajo conjunto, potencial que estamos lejos todavía de explotar cabalmente.


Por ello recibimos con interés la presentación del Bureau of Mines end Geoscience filipino de un borrador de implementación de este acuerdo, que contempla 13 iniciativas de cooperación bilateral. Lo estamos estudiando y esperamos responder pronto, porque allí hay un ancho campo para el desarrollo y la cooperación mutua, la transferencia de experiencias y tecnologías y la inversión.


También estamos en conversaciones para suscribir un Acuerdo de Doble Tributación; y celebramos la instalación muy reciente del Philippine-Chile Business Council en Manila, que sin duda contribuirá a una mayor fluidez de los intercambios comerciales.

 

 

 

10. Final


Espero haber respondido a sus expectativas en cuanto al papel y los desafíos de la diplomacia contemporánea desde la perspectiva de Chile, desde este otro lado del Pacífico. Creo que estos intercambios son muy interesantes, porque permiten cotejar experiencias y situarnos en la perspectiva del otro. Por otra parte, el mundo contemporáneo cambia con tanta rapidez que es indispensable pensar continuamente en cómo afrontar mejor los desafíos que nos plantean los tiempos.


Agradezco nuevamente la invitación y estoy seguro de que, como dije al inicio de estas palabras, este intercambio servirá también para profundizar la amistad, la cooperación y el intercambio comercial entre Filipinas y Chile.


Esperamos también que en los próximos meses los alumnos de nuestra Academia Diplomática, a través de este mecanismo, se vean beneficiados con una actividad similar que les dé a conocer la perspectiva filipina de la diplomacia.


Muchas gracias.

 

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