SANTIAGO, 31 de diciembre de 2008.
Ver video Saludo de la Presidenta
Queridos compatriotas:
Cuando faltan pocas horas para recibir el nuevo año, quiero enviarles a todos ustedes un mensaje afectuoso que sintetiza mis deseos personales y los de mis colaboradores: que haya armonía y seguridad en nuestros hogares, que no falte el trabajo, que la salud acompañe a nuestros abuelos y jóvenes, que el cariño mantenga unidas a todas nuestras familias.
Mi deseo es que en Chile se fortalezcan la paz, la libertad y el derecho, que son los fundamentos de la vida en democracia y las bases de civilización que permiten que convivamos en la diversidad. Esto significa defender y perfeccionar las instituciones y no perder nunca de vista que, además de derechos, tenemos deberes que cumplir para que la vida sea mejor para todos.
Quiero aprovechar esta oportunidad para hablarles de una realidad que no podemos ignorar. Yo sé que no es lo usual en un mensaje de este tipo, pero me ha parecido necesario. Todos sabemos que éste será un año económicamente complejo en el mundo entero. Varias naciones desarrolladas ya se encuentran en recesión y los mercados se muestran inestables. No desconozco la envergadura de las dificultades, pero confío en las posibilidades de nuestro país. Chile tiene mejores defensas que en el pasado para amortiguar el efecto de los vaivenes externos y ese es un gran capital que tenemos.
Vamos a usar todos los instrumentos que juntos hemos construido para proteger el dinamismo de la economía y, sobre todo, el empleo. Ya están en marcha medidas destinadas a apoyar a las pequeñas y medianas empresas, y a proteger a los trabajadores. El Presupuesto de 2009 está concebido precisamente como un factor de estímulo a las actividades productivas. La inversión pública va a ser muy significativa y yo sinceramente espero que el sector privado no se quede atrás.
En el año que se inicia también habrá elecciones presidenciales y parlamentarias en Chile. Queremos que el proceso electoral se desenvuelva dentro de un clima de respeto cívico y espero que ningún sector crea que, si ayuda a acentuar las dificultades económicas, saldrá ganando. Pido entonces responsabilidad y sentido nacional a todos los sectores. Necesitamos actuar unidos respecto de todo aquello en que se juega el interés colectivo y el futuro de Chile. Cuando somos capaces de dialogar y establecer grandes acuerdos, es el país el que gana.
Para terminar, permítanme una pequeña reflexión personal. Siento un gran orgullo de ser la Presidenta de todos los chilenos. Trabajo cada día con la alegría de servir a la patria en la máxima medida de mis fuerzas. No me atemorizan los problemas. Veo el porvenir con optimismo y creo tener buenos motivos para ello: el país ha cubierto ya una etapa significativa del camino hacia el desarrollo y estoy segura de que avanzará a paso firme hacia ese horizonte.
El próximo año será un tiempo de cosecha de lo que hemos sembrado. Y de esperanza en una nación que camina decidida a celebrar su Bicentenario, en la senda de mayor justicia social, inclusión y desarrollo. No perdamos la confianza en nosotros. Estoy cierta que el año 2009 será uno en que veremos los logros de las decisiones y las cosas que hemos hecho bien. Será el año en que, pese a la adversidad externa, darán fruto los esfuerzos que como sociedad realizamos para tener un Chile mejor. No olvidemos que la nación es una gran familia, en la que no podemos descuidar a ninguno de sus miembros.
Al despedir este año junto a ustedes, reafirmo mi voluntad de contribuir a tener un país institucionalmente más sólido, económicamente más próspero y socialmente más solidario.
Reciban entonces mis mejores deseos de ventura personal y familiar en esta hora.
Un gran abrazo para todos.
¡Feliz Año Nuevo!