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Jueves, 02 de agosto de 2012 
Ceremonia de Condecoración a la Excelentísima Embajadora de la República Bolivariana de Venezuela, Sra. María Lourdes Urbaneja
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Nos hemos reunido hoy para despedir a una persona que apreciamos, también para agradecerle a la Embajadora de la Republica Bolivariana de Venezuela en Chile, María Lourdes Urbaneja, el fructífero trabajo que ha realizado para enriquecer y profundizar las relaciones entre Venezuela y Chile.

Embajadora, usted viene de un país situado en el otro extremo de la América del Sur, pero, sin duda, un país amigo y cercano de Chile, con una historia profunda y compleja de relaciones entre nuestros pueblos.

Le debemos a un venezolano - y chileno por gracia- , Andrés Bello, inmensos aportes en la educación, en la estructuración de la Universidad de Chile y en la formulación de nuestras leyes y códigos. Pero Bello llegó a Chile después de haber sido maestro de Simón Bolívar y un activo participante en el proceso indepedentista.

Su figura, entonces, condensa lo que ha sido nuestra historia, con flujos e influencias en ambas direcciones, con figuras admiradas en ambos países y un rico intercambio cultural.

Desde el momento en que la Embajadora Urbaneja asumió sus funciones en Chile, señaló que su objetivo era fortalecer aún más las relaciones chileno-venezolanas.

Hoy Embajadora usted puede ser testigo de este acercamiento, Chile y Venezuela participan en varios proyectos comunes, donde trabajamos mano a mano para alcanzar una mayor complementación e integración entre nuestros pueblos. Nuestros ciudadanos, nuestra gente, es la principal beneficiaria de estas iniciativas que significan progreso y crecimiento.

Estas iniciativas son ampliamente compartidas por los Presidentes Chávez y Piñera, quienes han tenido la sabiduría y la mirada estratégica para saber trabajar juntos en beneficio no solo de los dos países, sino de toda la región.

Esta mirada estratégica y pragmática de nuestros presidentes se definió desde el inicio del mandato del Presidente Piñera y que es posible resumir con la sencilla frase "Viva la Diferencia". Viva la Diferencia significa concordar en que no compartimos modelos de desarrollo, pero lo que sí compartimos es la necesidad de avanzar en beneficio de nuestros pueblos, a través de la integración latinoamericana.

Es lo que estamos haciendo en UNASUR y también en CELAC, donde, junto con Cuba, hemos constituido una troika que ha dado un fuerte impulso a la conformación de este referente regional y que en los próximos días nos llevará junto al Canciller Maduro a exponer a nuestros pares en India y China sobre los alcances del proyecto.

La Embajadora Urbaneja no ha estado ajena a este proceso de integración en la región. Ella ha sido una participante de la primera línea. Primero como Embajadora ante el Gobierno uruguayo y también como Representante Permanente de su país ante la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Y luego, cinco años como Embajadora en Chile. Pronto nos dejará para asumir como representante del Presidente Chávez en la hermana República del Ecuador, donde estamos todos seguros continuará trabajando por la integración en todos sus ámbitos.

Creo que es relevante también referirme a aspectos en la vida de la Doctora Urbaneja, que reafirman lo que ya todos conocemos: su vocación por el servicio público y su sensibilidad para contribuir al desarrollo social de nuestros pueblos. Esta actitud se remonta a sus años de estudiante universitaria, cuando, con un decidido espíritu de servir al prójimo, escogió seguir la carrera de Medicina y en una de sus especialidades más atrayentes, pero también de las más difíciles, la neurología.

El Presidente Chávez la distinguió designándola en el importante cargo de Ministra de Salud y Desarrollo Social, tarea que realizó con la dedicación que la caracteriza. Posteriormente, efectuó diversas tareas diplomáticas, que ha ejercido siempre con esa arista social que distingue su labor.

No podemos olvidar que con motivo del terremoto del 27 de febrero de 2010, la embajadora Urbaneja no cejó en su interés para que Venezuela se hiciera presente con su solidaridad ante la tragedia que afectaba al pueblo chileno. Su llamada prontamente hizo eco y el Presidente Chávez envió inmediatamente dos aviones con 20 toneladas de alimentos y 27 socorristas de la Fuerza de Ayuda Humanitaria "Simón Bolívar". Localidades como Cauquenes, Chanco, Pelluhue y muchas otras son testigos de las tareas que por más de 25 días realizaron estos socorristas en las tareas de limpieza de escombros y rescate de sobrevivientes. El pueblo de Chile guarda un especial agradecimiento y reconocimiento a gestos humanitarios que el pueblo venezolano ha tenido con los chilenos.

De este modo, la Embajadora Urbaneja nos deja con la satisfacción de haber cumplido una gran labor; y al tiempo en que lamentamos su partida, le deseamos también el mayor de los éxitos en las tareas que asumirá.

Señoras y señores, es para mí un honor, en representación de nuestro país, otorgarle a la la Excelentísima Embajadora de la Republica Bolivariana de Venezuela, María Lourdes Urbaneja, la Orden al Mérito de Chile en su grado de Gran Cruz, la más alta condecoración con que el Gobierno de Chile distingue a personalidades extranjeras por invaluables servicios prestados al país.

Esta condecoración representa, sin duda, el sentimiento de reconocimiento y gratitud que tenemos por su labor y amistad durante tantos años.

Muchas gracias.