Agradezco enormemente la invitación para participar en este seminario al Ejército y al Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, del cual soy miembro activo.
Identidad latinoamericana
Hemos dicho permanentemente que Chile se proyecta al mundo desde su identidad latinoamericana. Y es aquí, en nuestra región, donde hemos impulsado un fuerte trabajo de concertación para abordar los principales problemas que acarrea la globalización.
La Política Exterior de Chile tiene como centro de gravedad la promoción de una identidad común en América Latina, región en la cual compartimos una historia, culturas, intereses y objetivos. Adicionalmente, impulsamos la mayor integración posible y, parafraseando a un ex Presidente de Chile, lo hacemos en la medida de lo posible.
Pero, claramente, la integración ha sido un objetivo permanentemente, que ha costado implementar.
Razones históricas
¿Por qué nos costado tanto lograr la integración? ¿Por qué no hemos aprendido de Europa, que -pese a guerras devastadoras- sí lo ha logrado en gran medida? Una decisión excepcional, extraordinaria y sin duda como ejemplo de concentración democrática más impresionante en la historia.
Yo he explorado tres razones históricas. No hay ninguna duda de que al independizarnos de la colonia española, el continente estaba lleno de fronteras difusas. Al imperio poco le importaba por dónde exactamente pasaba la frontera entre un Virreinato y el otro. Tras la independencia, tales fronteras fueron estableciéndose con dificultades, con conflictos, con acuerdos que no se han respetado, lo que ha extendido la tensión entre los países de América Latina.
Esto fue un factor de permanente inestabilidad en el continente hasta hace muy poco. Hace catorce años tuvimos el último conflicto armado: problemas de fronteras entre Perú y Ecuador. Si uno mira hacia atrás, todos los países que son parte del imperio español han vivido guerras de fronteras, cambios de territorio. Y eso fue un factor muy determinante del poco espíritu, de las pocas posibilidades de integración existentes entre los países.
Un segundo tema fue la naturaleza de la política de comercio exterior borbónica, que tuvo un período muy fuerte durante el período de la Independencia de la República. El monopolio de comercio exterior usado por el Reino de España se asoció con las tendencias muy fuertes del continente ser monoproductor de materias primas. El cobre chileno, o el salitre, jamás se vendió de manera significativa en América Latina. Si uno compara el comercio como el del estaño boliviano u otros productos, los mercados relevantes nunca estuvieron en este continente.
De tal manera que a las dificultades de fronteras hay que agregar una falta completa de interés mutuo en materia comercial. Hace unos 50 años, exactamente el año 59, el comercio exportador de Chile, que lo conozco mejor y por eso lo estoy tratando, mostraba primero que todo que el 81% de todas sus exportaciones era el cobre, lo segundo que era su mercado principal lo que es hoy día la Unión Europea 50%, Estados Unidos 40%, resto del mundo incluido Asia, África y América Latina 10%, eso era hace 50 años.
Y el tercer elemento que me parece a mi muy importante fue el que siguió al primer impulso independentista: los Estados nuevos de América Latina fueron liderados con tendencias muy fuertes al caudillismo o al militarismo, en todo caso a la falta o al desinterés de lograr una institucionalidad que fuera más importante que los liderazgos individuales. Eso agudizó fuertemente los conflictos de fronteras, porque es evidente que, para lograr cohesión interna, muchísimos de los líderes históricos latinoamericanos utilizaron los conflictos de fronteras con ese propósito. Y esto perduró hasta hace muy pocos años.
Considero que tales temas históricos fueron muy significativos para evitar el proceso de integración de América Latina que necesitaba ayer, que necesita hoy y que necesitará mañana.
Ya en un período de mucha más modernidad, estos fenómenos se vieron envueltos en la Guerra Fría, de tal manera que dependiendo el color de la camiseta, el protagonista recibió respaldo para estas políticas de un mundo poderoso, del mundo del capitalismo encabezado por Estados Unidos.
Cuando hubo una primavera democrática en los 60 o a fines de los 50, se crearon la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y el MERCOSUR, completamente desfigurado posteriormente por los acontecimientos que hubo a fines de los 60, 70 y 80. Entonces, ahí hay señales que a mi me parecen sólidas e importantes y que no han sido destacadas de la manera que deberían para entender nuestros procesos.
Cambios registrados
Es importante entender nuestros procesos, porque estas dificultades, si se despejan, permiten avanzar en los objetivos del presente y del futuro. Si no se despejan y permanecen como basura debajo de la alfombra, es imposible continuar, porque van a estar permanentemente perturbando un proceso clarificador y de avances significativos.
Así que yo creo, en ese sentido, que nuestro país ha hecho un esfuerzo por ir despejando todos estos puntos y los otros países también lo han realizado.
Desde hace unos 20 o 25 años, han cambiado las cosas sustantivamente. Primero, las fronteras hoy son razonablemente estables entre todos los países de la región. El comercio interregional es creciente. Si uno mira en Chile, por poner un ejemplo rápido, excepto de los países centroamericanos y México, tiene una situación muy especial con Estados Unidos.
En Chile, la minería y el cobre han jugado un papel muy importante y tenemos la exportación chilena un tercio mayor en el Asia, un tercio menor en Europa, un 20% a América del Norte y un 20% a América Latina.
Las exportaciones de mayor valor agregado de Chile tienen como principal mercado a América Latina. De tal manera que el mercado latinoamericano para Chile hoy es importante. Por ello hoy estemos enfocados en el mercado de Brasil, de Colombia, de Uruguay.
A esto agreguemos algo que no mencioné al comienzo, pero que tiene que ver con la mirada de nuestros países respecto a la globalidad.
Si uno habla de inversión extranjera en América Latina y esta conversación tiene lugar en 1980, uno pregunta por inversión extranjera y le dicen Estados Unidos, Europa y probablemente Japón. A nadie se le hubiera pasado por la mente que pudiéramos hablar de que Chile tiene 15 mil millones de dólares en Argentina, 7 mil en Perú, 7 mil o algo así en Brasil. O que hay una empresa peruana que está comprando en 500 millones de dólares una cementera chilena, etc. Este es un nuevo factor de cambio importante en el proceso de integración de América Latina.
Hoy hay un interés mutuo producido por el comercio y las inversiones. Y, entonces, en la práctica, hemos entrado en una fase de interdependencia extraordinariamente interesante. Hemos cambiado un paradigma.
Cuando uno se refiere a la primavera de los 60, también debe decir qué y cuáles fueron los elementos que transformaron sicológicamente la sociedad latinoamericana y que permiten un proceso de integración, que tiene nuevas dificultades, pero que es más fuerte que los anteriores, por ejemplo el MERCOSUR. La creación del MERCOSUR, independientemente de su éxito o fracaso comercial, ha permitido terminar con la disputa geopolítica por la supremacía atlántica en América Latina entre Brasil y Argentina. La eliminó de raíz. Hoy leemos todos los días los diarios, el conflicto automotriz, las cuotas de los vinos, etc, etc, pero a nadie se le ocurre pensar que se pudiera emplazar un blindado brasileño a la frontera sur o que Argentina va a sacar a pasear su flota frente a los brasileños. Es una disputa comercial y estos países se han encargado no solamente de solucionar un problema, sino que de ser un punto de referencia para el resto de la región.
Argentina y Chile, que compartimos una frontera tan amplia, estamos viviendo una relación de una riqueza y una calidez extraordinaria. Esto ha ido ocurriendo y ha ido cambiando entre nosotros.
Entonces, hoy tenemos en primer lugar una América Latina modificada, con perspectivas distintas, para los riesgos más importantes que tiene que asumir. Y no voy a repetir todas las referencias que dio el Director General del IISS, doctor John Chipman, que son muy ilustrativas y muy interesantes sobre cómo se están produciendo estas modificaciones.
Proyección estratégica al futuro
Hoy, en el siglo 21, lo que corresponde es mirar al futuro y entender que sólo integrados entre nosotros, e integrados al mundo, podremos afrontar exitosamente nuestros grandes desafíos comunes, que son derrotar la pobreza, construir sociedades socialmente integradas y equitativas, y fortalecer nuestras democracias.
Y sólo integrados entre nosotros, y con una visión común, podremos tener una voz fuerte como región en los problemas globales.
En este marco, la dimensión regional de la política exterior de Chile tiene una especificidad, dinamismo y significado estratégico prioritario. Chile promueve con especial énfasis la cooperación en áreas fundamentales como son la promoción de la democracia, la integración comercial, la promoción de la transparencia y probidad, y la lucha contra el narcotráfico.
Trabajo en los esquemas de integración regionales
Nuestro objetivo es lograr una verdadera y duradera inserción dentro de los esquemas de concertación regionales. Con ese propósito, hemos impulsado numerosas acciones en los diversos ámbitos de las relaciones bilaterales y regionales, promoviendo encuentros políticos, económicos, culturales y de cooperación, que han desembocado en logros sustantivos en las agendas de trabajo bilaterales y ampliación de acuerdos de asociación estratégica, con especial énfasis en los temas sociales y de integración física.
En conjunto con lo anterior, Chile ha participado activamente en los organismos de integración regional como MERCOSUR -la semana antepasada la Presidenta participó en la Cumbre de Asunción-, CAN, Grupo de Río y UNASUR.
Desde los inicios de UNASUR se buscó la convergencia con los distintos sistemas de integración de América Latina como MERCOSUR y CAN, porque entendemos que en nada nos ayuda duplicar esfuerzos, sino fortalecerlos. UNASUR es una instancia a partir de la cual se puede avanzar en la integración de toda la región.
El principal desafío de UNASUR es hacer de esta iniciativa una realidad eficaz. Chile ha ejercido la Presidencia Pro Témpore con el propósito de que pueda llegar a ser el gran espacio de coordinación subregional y luego regional.
En ese sentido, consideramos pasos adecuados en esa dirección, la constitución del Consejo de Defensa Suramericano, del Consejo de Salud Suramericano y del Consejo Energético de Suramérica, así como los avances para constituir el Consejo Social Suramericano y el Observatorio Social para el Desarrollo Social, entre otros proyectos en marcha.
A ello hay que agregar la capacidad política de UNASUR para impulsar iniciativas como la que permitió reducir las tensiones político-sociales en Bolivia. La firma de la "Declaración de La Moneda", fue un logro significativo de la política exterior de nuestros países.
De manera que nos sentimos satisfechos de haber realizado una labor que esperamos se continuará desarrollando en los próximos años.
Mantención de regionalismo abierto
Vuelvo a lo anterior para señalar que América Latina es y continuará siendo un componente fundamental de la política exterior de Chile, en íntima asociación con nuestra estrategia de regionalismo abierto.
En este marco, pensando en los temas comerciales actuales, durante 2008, nuestro comercio con los países que integran la Asociación Latinoamericana de Integración alcanzó a 30 mil 745 millones de dólares. Las importaciones superaron lo 18 mil 467 millones y las exportaciones superaron los 12 mil 278 millones de dólares. Nuestro comercio con el mundo fue de 125 mil 398 millones de dólares.
Es decir, la región ALADI representó la cuarta parte de nuestro comercio total.
Asimismo, desde la perspectiva de las inversiones, de los 47 mil millones de dólares materializados en el exterior, 37 mil 853 millones de dólares, es decir, más del 80% ha tenido como destino a Latinoamérica.
Si bien es cierto que Chile tiene a la fecha Acuerdos Comerciales con 57 países, fue Latinoamérica nuestra puerta de salida al mundo, toda vez que en la década de los noventas suscribimos nuestros primeros Acuerdos de Complementación Económica con países de la región, los que en la mayoría de los casos hemos perfeccionado y profundizado en el tiempo. Este es el punto de partida de esta nueva situación, muy positiva de integración.
Obstáculos emergentes
Pero, ¿qué obstáculo está apareciendo hoy que para no progresar significativamente en el proceso de integración?
Se ha planteado, siguiendo al politólogo de la Stanford University, Larry Diamond, que -como en otras partes del mundo- en América Latina se está viviendo una recesión democrática.
Ahí tenemos un problema que parte en los 80 con la expansión de las repúblicas, al punto que hoy día tenemos prácticamente en toda la región gobiernos elegidos, que en la mayoría de los casos no son cuestionados en su esencia por miembros de las sociedades y, por lo tanto, se está escribiendo un hecho completamente inédito en América Latina, no solo en la época contemporánea, sino que en la historia nuestra desde que somos independientes.
Terminamos el último ciclo de dictadura con la llamada seguridad nacional y se abrió paso a este sistema que ha tenido varias crisis políticas, que sin embargo han encontrado un camino dentro de la constitucionalidad para resolverse, como ocurrió en varias oportunidades a fines de los noventa en Ecuador, como tuvo también en su momento determinado Paraguay, hay distintos casos.
Pero también estos 20 años - 25 años, dependiendo el país, junto con la expansión democrática se vislumbra un proceso de debilitamiento institucional o de incapacidad para construir, consolidar y, sobre todo, respetar a las instituciones.
Los poderes en Estados en algunos países han perdido su independencia y/o funcionalidad. Sin embargo, el punto más grave en mi opinión es el debilitamiento brutal de los partidos políticos.
En el sistema político democrático se pueden apreciar variar distintas formas de pensar la política. En un país tan distinguido como Gran Bretaña, el Presidente de la Corte Suprema es nombrado por el Ejecutivo; la Cámara de los Lores es designada y nadie discute la calidad democrática de Gran Bretaña. En Alemania, el Bundestag se constituye por elección indirecta, representando a la mayoría de los Estados Federales. Que el Senado alemán no tenga una elección universal no se cuestiona para nada.
De tal manera que hay muchas modalidades. Pero, un instrumento esencial, póngase el nombre que se le quiera poner, para que una democracia funcione son los partidos políticos. Porque la sociedad está estructurada por distintos sectores, por distintos poderes, por distintos grupos de interés, gremios empresariales, gremios sindicales que luchan por la promoción de sus intereses, con toda razón, pero hay una entidad, una institucionalidad que se llama partido político o como quieran llamarlo, que tiene obligadamente la promoción del bien común.
Por eso la política incluye la promoción de las ideas, la negociación, el acuerdo, la búsqueda de fórmulas y por eso la enseñanza de la democracia moderna señala que las grandes reformas, los grandes cambios se tienen que realizar -voy a usar un término muy coloquial- negociando mucho, para poder obtener los respaldos necesarios, para que las reformas y los avances se anclen en la sociedad. Y esto lo hacen los partidos políticos. No hay otra institución que los sustituya. Pueden ponerle otro nombre, pero una asociación empresarial, por distinguida que sea tiene que, primero que todo, preocuparse de los intereses sociales, de los grupos sindicalistas, de los temas de ética, de los temas de transparencia, pero en el tiempo, en la esencia, puede haber asociaciones voluntarias no gubernamentales que busquen eso, pero cuando se transforman en instituciones que participan en la vía política, es decir que participan en elecciones son partidos políticos.
Yo tengo gran interés en la ciencia política, pero sé también que soy el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, por lo que no voy a entrar en detalles. Pero, si ustedes miran, dónde están los principales problemas hoy, de debilidad democrática, ustedes van a ver que están asociados correlativamente a la debilidad, inexistencia, desaparición de las fuerzas políticas encargadas de generar una vía parlamentaria, promover al Ejecutivo y llevar adelante a la vía política.
Esto es muy grave, porque hemos entrado a una sociedad altamente mediática y, por lo tanto, hoy la función crítica que tienen los medios de comunicación se exacerba frente a instituciones que no tienen el equivalente de fuerza que tienen las corporaciones de medios de comunicación para hacer valer o defender la significación que tienen en la sociedad.
En algunos casos, lo tengo aquí en mente, pero como les digo estamos hablando en teoría política abstracta, tenemos partidos políticos que redujeron su entusiasmo. Acá no estoy hablando de que los partidos políticos son un grupo de santos, pero los partidos políticos durante un período prolongado abusaron del poder, se corrompieron, se descuidaron y entonces emerge la respuesta. En otros países se fracturaron, se fraccionaron, etc, etc, etc. ¿y por qué no vemos esto? Porque la respuesta a la disminución del partido político, también digo del Legislativo, Poder Judicial o Legislativo, necesariamente hace emerger unos liderazgos que son habitualmente muy carismáticos, con tendencias mesiánicas, necesariamente autoritarios.
Hay un líder que yo considero la mejor frase que tiene, que dijo en una oportunidad "no me miren a mí, yo no soy la causa, soy la consecuencia" y eso es así.
Ahora, lo que sucede es que en el continente se empiezan a desmoronar en distintas partes las instituciones básicas del Estado y, sobre todo, los instrumentos políticos de generación del poder, de generación del bien común, etc, etc. y esto trasciende hoy en un obstáculo mayor en la integración de América Latina, que la necesitamos de manera extraordinariamente importante.
Es un desafío de la región, un desafío de UNASUR, de su Consejo de Defensa, del Consejo de Desarrollo Social y de los demás organismos que estamos formando, un desafío de todos nosotros, girar la curva de este proceso y reemprender un camino de reinstitucionalización -porque se está perdiendo-, de fortalecimiento de la institucionalidad democrática, donde estábamos débiles, y de propaganda y publicidad de la institucionalidad democrática que no está funcionando bien. Es un requisito fundamental.
Integración es sinónimo de democracia
La integración en América Latina es sinónimo de democracia. Cuando hemos tenido regímenes democráticos funcionando, el concepto integración toma ritmo y camina. Hoy lo tenemos, lo estamos viviendo. Pero, al mismo tiempo, hay unos momentos de fraccionamiento extremadamente complicados que nos impiden tratar los temas que se nos vienen encima de una manera más adecuada y más severa, y me estoy refiriendo no solamente al desafío de la pobreza y la salud, que son necesidades nacionales fundamentales en cualquier sociedad del mundo, sino también a los nuevos temas de la energía, del medio ambiente, del cambio climático y también de la infraestructura.
Desafíos de integración
Me voy a detener unos minutos en la infraestructura, porque en las miradas que daba el profesor Chipman es muy interesante, pero hay cosas que uno las sobrevuela hasta que uno aterriza en América Latina y se encuentra, por ejemplo, en que Chile y Argentina tienen 3 mil 500 kilómetros de fronteras, cuántos pasos habilitados, que crucen la cordillera, que permiten la comunicación, que facilitan la integración, el comercio entre las personas, la mercadería, el transporte y nos encontramos que aún es muy precario. Hemos tenido aquí a los grandes promotores, tenemos al ex Presidente Lagos, ex Ministro de Obras Públicas, estaba ayer el ex Presidente Frei que firmó el acuerdo con Argentina para construir 12 pasos. Entonces nosotros, Chile, desde el punto de vista de su propia conciencia, creo que hemos hecho bastante, bueno, los socios tendrían que haberlo hecho, pero lo concreto es que en este ámbito deberíamos tener un trabajo mucho más completo.
Bolivia, que es un país que es como el riñón de América, que cuenta con cinco fronteras, hace 10 años que no tenía camino internacional pavimentado alguno. El primero fue Arica-La Paz, en que Chile se comprometió fuertemente y trabajamos mucho para que el BID terminara dando el crédito, para que Japón terminara dando el crédito. Recorrimos la pista completa con las autoridades bolivianas y hoy Bolivia, ha abierto hace un poco más de un año un camino pequeño. No es posible que en este continente el país que tiene más fronteras, porque tiene con Chile, con Perú, con Paraguay, con Argentina y con Brasil, que podría ser eje del movimiento como pasa, obviamente en Europa -si uno mira la geografía europea y mira el movimiento- sea un país completamente aislado. Y si vamos subiendo vamos a ver que eso también ocurre de esta manera en otros países.
Entonces, tenemos en la nueva fase latinoamericana para la integración unos desafíos sobre temas básicos, elementales, como son los casos de salud, vivienda, educación, trabajo, etc. para poder dar impulso a la integración, pero tenemos también un proceso de debilitamiento de la institucionalidad democrática que se transforma en un obstáculo extremadamente difícil de superar y que nos hace construir o dar pasos de integración que a veces son espejismos.
Por eso, el sistema nuestro de acuerdos económicos, de acuerdos de Tratados de Libre Comercio bilaterales es un camino que permite soslayar, en alguna medida, estos imprevistos. Porque los acuerdos bilaterales de comercio comprometen de alguna manera extraordinariamente directa y concreta a la gente y la obligan no solamente a llevar el derecho a comerciar, a vender, a intercambiar, sino que también le obliga a responder.
Ese camino, que lo están siguiendo muchos países, es una suerte de fundamento para que en el momento que reestablezcamos una institucionalidad democrática de mayor calidad en los países que están teniendo dificultades muy severas, sea la bases para multilateralizar todo lo que se ha hecho y que podamos encontrar un acuerdo regional completo, significativo e importante para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
De otras cosas estratégicas no me voy a referir aquí, porque hay demasiado público, demasiado experto. Les agradezco mucho la atención y les quiero decir que francamente estos son desafíos esenciales que no hay que perder de vista, porque muchas veces pasamos por encima de ellos sin darnos cuenta que ahí están los principales problemas que enfrentamos en la sociedad para avanzar. Porque yo creo que es unánime, desde México a la Patagonia, querer tener un continente mucho más integrado, tener bienestar y desarrollo en sus sociedades, que crezca democráticamente y que sea un interlocutor válido en este proceso de globalización que no es simplemente semántico, sino que es una realidad política extremadamente importante.