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Intervención del Canciller, Mariano Fernández,
XIVa. Reunión Institucionalizada Grupo De RÃo-Unión Europea,
Diálogo Ministerial. Praga, República Checa.
13/05/2009
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Distinguidos co-presidentes de la reunión:
- Sra. Secretaria de Relaciones Exteriores de México, Embajadora Patricia Espinosa, y Sr. Ministro de Relaciones Exteriores de la República Checa, Jan Kouhout.
- Sr. Javier Solana, Secretario General del Consejo de la Unión Europea; y Comisionada Sra. Benita Ferrero-Waldner, en representación de la Comisión Europea.
- Estimados colegas Ministros y Jefes de Delegación de la Unión Europea y del Grupo de RÃo.
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Agradezco en la persona del Ministro Kouhout la generosa hospitalidad del Gobierno y el pueblo de la República Checa, asà como la fortuna de reunirnos en esta hermosÃsima y acogedora ciudad de Praga.
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Saludamos y expresamos nuestra solidaridad con México en las difÃciles circunstancias que ha vivido a raÃz de la gripe A H1N1 y la oportuna acción gubernamental para enfrentarla.
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Si bien han comenzado a vislumbrarse algunas señales esperanzadoras, que apuntarÃan a que la contracción económica comienza a desacelerarse y que empezamos a "tocar fondo", la economÃa mundial se contraerá en 2009.
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América Latina y el Caribe, a pesar de que no la causaron, están siendo afectados severamente por la crisis global y ven comprometidas sus perspectivas de desarrollo.
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Se espera para la región una caÃda del 1,5% del crecimiento del producto en 2009, en circunstancias de que nos encontrábamos creciendo a ritmo sostenido en los últimos años, logrando que 37 millones de latinoamericanos salieran de la pobreza en los últimos cinco años.
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Como porcentaje del PIB, los saldos en cuenta corriente caerán en 2,2% en el mismo perÃodo.
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En relación al empleo, se anticipa una reversión de la tendencia a la disminución del desempleo que habÃa logrado la región en los últimos siete años.
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Un resultado esperado de la crisis financiera global es la contracción del volumen del comercio mundial, que podrÃa caer entre un 2,1 y un 3,1 % este año. Este es uno de los canales por los que el efecto de la crisis se transmite más fuertemente a nuestra región.
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En los paÃses latinoamericanos y caribeños se han tomado decisiones orientadas a restaurar la confianza en los mercados financieros que proveen al mercado de liquidez en moneda nacional. En ellos también ha habido un aumento o anticipación del gasto fiscal en infraestructura, particularmente en obras públicas, asà como en la construcción de viviendas.
Deseo hacer notar que, a invitación de Chile, los Ministros de Hacienda de las Américas se reunirán en mi paÃs a comienzos de julio para evaluar la evolución de las medidas dispuestas por el G-20 y examinar posibles nuevas decisiones para enfrentar la crisis de manera colectiva. Como también organizaremos el III Foro de Competitividad en septiembre próximo.
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A los paÃses del Grupo de RÃo nos preocupan sobremanera las consecuencias sociales de esta crisis económica y financiera. Se han perdido miles de puestos de trabajo y hay otros miles de empleos en riesgo, y con ellos, peligran los avances que tanto le ha costado lograr a la región.
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Si Latinoamérica y el Caribe presentaban retrasos en el camino a lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, hoy esa meta está aún más fuertemente amenazada. Es urgente un nuevo Ãmpetu global y regional para asegurar su logro.
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La caÃda en los niveles de remesas, producto de la disminución de la actividad en el mundo en desarrollo, están creando presiones adicionales y afectando severamente la calidad de vida de las familias en muchos paÃses del Grupo de RÃo. Esto mismo ocurre en el sector de industrias maquiladoras, afectando también a varias economÃas latinoamericanas.
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Nos resulta clara la importancia de mantener e incluso fortalecer las polÃticas sociales en época de crisis, pero ello requiere de recursos, con los que no todos los paÃses cuentan.
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Necesitamos que se implementen a la brevedad los compromisos del G-20 para asegurar que los organismos financieros internacionales y los bancos regionales de desarrollo estén en condiciones de satisfacer la demanda de crédito y apuntalar el crecimiento de los Estados más vulnerables.
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El proteccionismo es un riesgo presente, y necesitamos un fuerte compromiso polÃtico para enfrentarlo.
Notamos tendencias quizá incipientes, pero no por ello menos preocupantes, hacia el incremento en la adopción de medidas de restricción de mercados para salvaguardar las industrias nacionales y de alteración de las condiciones de competencia.
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Cito a manera de ejemplo dos casos: la utilización de marketing orders como instrumentos de protección de mercado, y de resquicios en la legislación ambiental para otorgar subsidios, por ejemplo, a los productores estadounidenses de celulosa y papel, que lesionan el acceso a los mercados de ese paÃs.
Es urgente continuar trabajando con nuestras contrapartes comerciales, incluyendo la Unión Europea, para lograr la eliminación de las prácticas proteccionistas en todas sus formas.
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Nos inquieta también un posible neoproteccionismo financiero que destruya los flujos de inversión extranjera hacia Latinoamérica.
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Consideramos que esta crisis definitivamente nos obliga a acelerar la reforma de las instituciones financieras internacionales.
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El Grupo de RÃo ya ha expresado su determinación a participar y contribuir activamente en el diseño de una nueva arquitectura financiera internacional, con mayor transparencia y control regulatorio.
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Destacamos el conjunto de medidas de reforzamiento de la capacidad financiera de las instituciones multilaterales y bancos de desarrollo adoptada por el G 20. Ello apunta a las preocupaciones y necesidades más urgentes de las economÃas emergentes y los paÃses más pobres:
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- Que el FMI cuente con financiamiento para prestar apoyo a las economÃas que están enfrentando restricciones en el acceso a los flujos financieros privados y dificultades para financiar sus déficit en cuenta corriente;
- Que se fortalezca la capacidad de los bancos de desarrollo para proveer financiamiento anti-cÃclico, permitiendo que sus paÃses miembros puedan mantener, entre otras cosas, la inversión en infraestructura y los programas de alivio a la pobreza;
- Que se restablezca el financiamiento de los flujos de comercio;
- Que se refuerce el apoyo en condiciones concesionales a los paÃses más pobres.
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La comunidad internacional debe actuar colectivamente para superar la crisis, para que ésta se transforme en una oportunidad para fortalecer el multilateralismo y promover una globalización más inclusiva.
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Por ello, ponemos gran atención en los resultados de la Conferencia al Más Alto Nivel sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y sus Impactos sobre el Desarrollo, a celebrarse en la sede de Naciones Unidas entre el 1 y 3 de junio próximo.
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Un Grupo de Trabajo del Grupo de RÃo, que mi paÃs se honra en coordinar, está precisamente preparando una posición regional con miras a este evento, y la semana pasada ya tuvo lugar una reunión con ese fin.
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Es urgente implementar sin demora y de manera equitativa los acuerdos alcanzados en la reunión del G-20 en Londres y adquirir un compromiso polÃtico de capitalización urgente del Banco Interamericano del Desarrollo (BID).
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El resultado de la Cumbre del G-20 fue asimétrico en relación a la recapitalización de los bancos regionales de desarrollo. En Londres, no se tomaron compromisos especÃficos respecto del BID.
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El banco es una institución clave para la región. Tenemos el deber de proporcionarle la capacidad de responder al severo impacto de la crisis en la región. Es un instrumento para la acción colectiva, que es precisamente lo que necesitamos ante una crisis que nos afecta colectivamente.
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Juntos, los paÃses del Grupo de la RÃo y de la Unión Europea pueden continuar levantando una voz importante, en el G-20, en Naciones Unidas, en las instituciones de Bretton Woods y en otros organismos financieros y de desarrollo internacionales, para que se tomen las medidas de corto plazo que se requieren para enfrentar la crisis, y aquellas de más largo aliento, que se refieren a la necesaria reforma del sistema financiero y económico multilateral.
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Es importante que colaboremos en la contención del proteccionismo y en un acuerdo equilibrado para el cierre exitoso de la Ronda de Doha.
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La crisis no puede ser una excusa para que no avancemos en el logro de las Metas de Desarrollo del Milenio, o para no llegar a una conclusión satisfactoria en la Conferencia sobre Cambio Climático en Copenhague este diciembre.
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Tenemos también un espacio para utilizar recursos frescos, destinados a estimular las economÃas, en programas con un importante contenido ambiental, por ejemplo la promoción del uso de energÃas renovables.
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La crisis puede ser encarada como una oportunidad para sentar las bases de una nueva etapa de la globalización. Porque la comunidad internacional ha comenzado a comprender que necesitamos respuestas mundiales a problemas que también son mundiales, y a ello, distinguidos socios europeos, los invitamos.