Consejo de Seguridad ONU
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Nueva york, 19 de enero de 2015 
Intervencion de S.E. Michelle Bachelet Jeria Presidenta de la Republica de Chile
Debate abierto del consejo de seguridad a nivel ministerial “Desarrollo Inclusivo para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad Internacionales”
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Amigas y amigos,

Permítanme darles la más cordial bienvenida y agradecer la presencia de cada uno de ustedes, en esta instancia de reflexión compartida en torno a los caminos de la inclusión y la seguridad para nuestras naciones.

Una reflexión que parte de una cierta tranquilidad, por cierto. Hoy no vemos, en el escenario internacional, los enfrentamientos bélicos interestatales de gran escala que fueron comunes en el siglo XX. Sin embargo, esto no significa que vivamos en un mundo pacífico y seguro.

Las llamadas "amenazas tradicionales a la seguridad" han sido, en gran medida, reemplazadas por "nuevas amenazas" de carácter no estatal y no militar. Es decir, por guerras intranacionales y peligros transnacionales como el terrorismo, el crimen organizado, el narcotráfico, el lavado de activos, el tráfico de armas, la trata de personas, los desastres naturales, la propagación de enfermedades y el deterioro del medio ambiente.

Para comprender y enfrentar estos nuevos desafíos debemos adoptar un enfoque multidimensional, que permita dar cuenta de las causas que subyacen tras aquellas amenazas. Entre ellas, las tensiones socio-económicas, de género, étnicas, tribales, religiosas o ideológicas, que pueden tener impacto local, regional o global.

Sólo así podremos contribuir eficazmente a la prevención de conflictos y a la consolidación de la paz en el mundo. Tales son los objetivos fundacionales de este órgano de Naciones Unidas.

Creemos, por tanto, que el debate sobre el desarrollo inclusivo y la paz debe llevarse a cabo en este foro. Porque entendemos que la paz es un requisito para la promoción y protección de los derechos fundamentales, y que, a su vez, la inclusión social y el desarrollo inclusivo son condiciones para la paz.

Destaco y comparto, en ese sentido, la opinión del Secretario General, quien dijo en septiembre pasado que "a largo plazo la mayor amenaza para los terroristas no será el poder de los misiles, será la política de inclusión (...) serán la educación, el empleo y las oportunidades reales".

Estas son, también, herramientas efectivas para prevenir otras formas de conflicto, para consolidar la paz, para fortalecer la democracia y el Estado de derecho, para resguardar las libertades individuales y, en definitiva, para construir sociedades más justas.

Tenemos plena conciencia de ello. Es por esto que en Chile estamos haciendo grandes esfuerzos por acortar las brechas sociales y evitar que segmentos de la población queden rezagados.

Creemos que disminuir las brechas de ingresos y posiciones en la estructura social es tan relevante como promover la igualdad de oportunidades. Se trata no sólo de un imperativo moral, sino también un requisito para el desarrollo a mediano y largo plazo, para la estabilidad política y para la paz.

Hemos avanzado en esta dirección pero aún tenemos un largo camino por recorrer.

Lamentablemente, en muchos países del mundo, la distancia entre la realidad y aquel ideal de inclusión y justicia es enorme, y parece no reducirse en el tiempo.

Esta situación es particularmente preocupante en Estados multinacionales, multiétnicos y multiculturales en los que no se respetan los derechos de las minorías, y en aquellos en los que las minorías poderosas oprimen a las mayorías débiles y dispersas.

En ambos casos, la frustración y el rencor crean las condiciones propicias para la radicalización y la violencia armada, la que, cuando se produce, suele generar un incalculable sufrimiento que desborda las fronteras nacionales y puede llegar a desestabilizar regiones enteras.

La historia reciente de Medio Oriente y África proporciona ejemplos, como los de Irak, Siria, Yemen y Somalia.

Pero estas no son las únicas zonas del planeta afectadas por la violencia y la inseguridad.

América Latina, la región más desigual del mundo, es también la que presenta la mayor tasa de homicidios, y una de las más afectadas por el narcotráfico y el crimen organizado. Esta no parece ser una simple coincidencia.

Y en Europa occidental la violencia terrorista, que condenamos enfáticamente, surge en un contexto de creciente malestar, en el que los más pesimistas hablan de una falla del modelo de convivencia multicultural, y donde la intolerancia y las fobias de todo tipo van en aumento.

Por eso, en línea con lo subrayado en la Resolución 1325 (2000) del Consejo de Seguridad, y con lo que hemos señalado en otras oportunidades, sostenemos que la prevención de conflictos, la consolidación de la paz, la construcción de instituciones democráticas y el desarrollo, requieren de la participación de todos los actores involucrados. Y permítanme que mencione particularmente la contribución que las mujeres, quienes están –estamos- llamadas a desempeñar un papel preponderante en la construcción de mejores condiciones de vida para el planeta.

La exclusión de una parte tan significativa de la población, cuando ocurre, no sólo dificulta la consecución de tales objetivos; muchas veces, incluso, los imposibilita.
El ejemplo de Liberia muestra, en contraste, que cuando los procesos son inclusivos son, con mayor probabilidad, exitosos.

La reconciliación nacional y la consolidación de la paz se consiguieron gracias al establecimiento de mecanismos de inclusión de todos los sectores implicados, en los que destacó el papel jugado por las mujeres y particularmente la labor de Leymah Gbowee, quien nos honra con su presencia.

En reconocimiento a su trabajo, Leymah Gbowee recibió, junto con la actual presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf, y la activista yemení Tawakkul Karman, el Premio Nobel de la Paz 2011.

Amigos y amigas,
La experiencia demuestra que el debate que proponemos sobre desarrollo inclusivo es de suma importancia, en especial, si tenemos en cuenta que lo que buscamos es contribuir, de modo sustantivo, a la construcción de un mundo más pacífico, seguro y justo para todos y todas.

Los invito, entonces a debatir y compartir experiencias y perspectivas con estos objetivos en mente.

Muchas gracias.