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Martes, 10 de junio de 2014 
Innovación y cooperación regional en América Latina y el Caribe: estrategias para un desarrollo inclusivo
Discurso del Canciller Muñoz en Inauguración de la Primera Conferencia Ministerial de Ciencia, Innovación y Tecnologías de la Informacón y la Comunicación de CEPAL
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Señora Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL

Señores Ministros, Viceministros,  y Autoridades de América Latina y el Caribe,

Honorable Senador de la República de Chile Señor Guido Girardi

Distinguidas delegadas y delegados, señoras y señores,

En nombre de la Presidenta Michelle Bachelet, les doy la más cordial bienvenida a esta Primera Conferencia Ministerial de Ciencia, Innovación y Tecnologías de Información y Comunicación, organizada por la CEPAL. Para el Gobierno de Chile es un honor ser país anfitrión de este encuentro cuyo objetivo es preparar un programa bianual de actividades de cooperación regional en estos temas.

Sabemos que en los últimos años hemos experimentado una crisis económico-financiera global que sigue afectando a las naciones  más desarrolladas, pero que nuestra región ha resistido bien, logrando recuperar niveles aceptables de crecimiento. Paralelamente, hemos avanzado significativamente en disminuir la pobreza. El año 2000, la pobreza alcanzaba el 43,9% en la región y el año 2012, el 28,2%. Incluso, según un estudio del PNUD, 16 de 17 países de la región, para los cuales hay datos comparables, han reducido sus niveles de desigualdad de ingresos. Pero, América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo, y 12 de los 20 países más desiguales del mundo se encuentran en esta región.

Igualmente, tenemos otras debilidades estructurales: la dependencia excesiva de las materias primas (casi el 60% promedio de nuestras exportaciones), la baja productividad de factores, y la baja inversión en ciencia y tecnología.

Se requiere aumentar la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en la región, que hoy alcanza a no más del 0,67% del PIB, en comparación al promedio mundial que es de 1,8% del PIB. Y entre las mejores 100 universidades del mundo no hay ninguna de América Latina.

Un incremento de la inversión no tendrá el efecto estratégico deseado si no va unido a una estrecha y efectiva relación universidad-industria, en que el Estado juegue un activo rol catalizador. El sector privado tiene aquí una responsabilidad importante, en la medida que su aporte al financiamiento de la I+D, no supera actualmente, el 40% del porcentaje del PIB Regional destinado a I+D.

En otras palabras, respecto a ciencia, tecnología e innovación y capital humano, el trabajo mancomunado del sector público, universitario y empresarial, a nivel regional, es clave.

Es en estos desafíos donde creo que esta Conferencia Ministerial puede entregar un aporte significativo y de impacto estratégico.

La ecuación Ciencia,  Tecnología,  Innovación y Desarrollo de Capital Humano, es a nuestro juicio, un pilar estructural fundamental en la construcción de un desarrollo equitativo y sustentable en nuestra región, para hacerse cargo de las carencias estructurales ya mencionadas.

Esta labor, no puede ser llevada a cabo en  forma  aislada, por más capacidades que tenga cada país. Es, en primer lugar, un trabajo de integración, coordinación y cooperación intraregional, condición "sine qua non" para desarrollar masa crítica que nos permita, en segundo lugar, posicionarnos en las redes mundiales donde se genera hoy día la mayor parte del conocimiento y la innovación. No debemos minimizar nuestras capacidades en este campo, pero debemos potenciar la coordinación y avanzar decididamente, y con peso específico, en la vinculación a las redes mundiales del conocimiento.

Así, por ejemplo, seremos capaces de avanzar en el ámbito de la salud, la alimentación, el medioambiente y la recreación, elementos claves en la calidad de vida y satisfacción social de los ciudadanos, si nos tomamos en serio el valor central de la ciencia, la tecnología, la innovación y el capital humano.

Debemos evitar las sobresimplificaciones y las opciones unilaterales. Cada elemento de esta ecuación cumple su rol: no hay desarrollo tecnológico, sin una base científica sólida. La ciencia no es un lujo. Es una opción de futuro. Pero tampoco la tecnología en sí es un valor, si no genera innovación en los procesos productivos. La formación de capital humano es lo que conecta cada uno de los elementos anteriores, y por eso es, en este último, donde radica la apuesta del desarrollo a largo plazo, con todos los impactos beneficiosos hacia la sociedad, en especial los sectores más vulnerables.

Nuestro dilema es que teniendo una comunidad científica de alta excelencia, ésta es muy pequeña. Es por eso que debiera ser prioritario valorar la ciencia e impulsar el desarrollo de la vocación científica entre los jóvenes, apoyarlos en su desarrollo y  formación. La Educación en ciencias, desde la más temprana edad, debiera ser parte de un programa estratégico en la región, junto a la disposición de recursos suficientes para la investigación en ciencias básicas. Conscientes de este desafío, desde Chile hemos apoyado estas iniciativas organizando la I Reunión de Redes Científicas Latinoamericanas.

El desarrollo de la tecnología y la innovación es otro de los desafíos que tenemos. No avanzaremos al desarrollo ni lograremos que los beneficios del conocimiento se transformen en mejor calidad de vida, si no somos capaces de impulsar emprendimientos innovadores que impacten significativamente en la productividad y que nos saquen del círculo de las materias primas. En Chile estamos desarrollando nuevos instrumentos que potencian, entre otros, la innovación en la industria, la logística, el turismo y el sector energético. Entre estos están el Programa de Atracción de Centros de Excelencia Internacionales, el Programa Start-up Chile, con un nuevo enfoque orientado hacia nuestra región, y un Fondo de Iniciativas Estratégicas. Ponemos a disposición de nuestras naciones hermanas esta experiencia para continuar aprendiendo juntos.

En la formación de  capital humano nuestra región ha avanzado significativamente, pero no a la velocidad y dimensiones que se requiere. Entre otros, Brasil, México y Argentina, tienen importantes programas nacionales e internacionales de formación avanzada de los cuales podemos sacar muchas experiencias. Se hace necesario una inteligente y bien coordinada estrategia dentro de la región, para sacar el máximo provecho de la formación de nuevas generaciones de profesionales y científicos en nuestros propios centros de estudio en que tenemos niveles de excelencia, junto con una audaz política de negociación con centros de formación en países desarrollados que sea de beneficio para todos.

Finalmente, un tema que sugiero para la discusión de esta Conferencia, es la necesidad de contar con mecanismos de financiamiento de carácter regional que impulsen el desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Como decíamos, este desafío no lo puede tomar cada país aisladamente, y eso supone compartir recursos que impulsen iniciativas de carácter multilateral. Abrir un debate sobre la posibilidad de un Fondo Regional, tomando la experiencia de programas como Horizonte 2020 de la Unión Europea, pero diseñado acorde a nuestras necesidades, se hace imperioso.

El Gobierno que encabeza la Presidenta Michelle Bachelet ha definido que el centro de gravedad de nuestras relaciones internacionales pasa por nuestra región. Es desde aquí que miramos al mundo y es desde aquí que, en conjunto con nuestras naciones hermanas del continente, buscamos jugar un papel significativo para enfrentar los retos globales. Por esta razón, hemos dado alta importancia a nuestro activo compromiso con la integración sin exclusiones y con pragmatismo, en favor de una convergencia en la diversidad. En nuestra agenda regional, la ciencia, la tecnología la innovación y el desarrollo del capital humano tienen un rol altamente significativo.

Dada la diversidad de instancias e iniciativas, se hace indispensable sistematizar las iniciativas regionales y articular las acciones institucionales entre las cancillerías, los organismos técnicos, las agencias, los científicos y los empresarios. Nuestra intención y compromiso es que esta Conferencia Ministerial contribuya a la formulación de la agenda regional de nuestros países en materia de ciencia, innovación y tecnología.

Les deseo el mayor de los éxitos en la jornada de trabajo.

Muchas gracias.