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Martes, 08 de julio de 2014 
La Segunda
Canciller Heraldo Muñoz "Los abogados dijeron que la corte podría derivar la petición chilena para la discusión de fondo"
El ministro explica desde París las razones para pedir ahora la incompetencia de La Haya.
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"No es sólo una demanda contra Chile; se presenta contra el sistema internacional contra la certeza jurídica".

Por P. D.

A las 23.30 horas de hoy, el canciller Heraldo Muñoz emprenderá su viaje de regreso desde París. "Así que voy a dormir dos noches en un avión", comenta tranquilo sin adelantar la agenda que viene o una eventual ronda de reuniones en el Parlamento. Aquí, explica las razones del anuncio.

—¿Cuáles son las razones de pedir ahora la incompetencia de la Corte? —Apunta a asegurarnos que la Corte entienda que nuestros argumentos son muy sólidos como para, desde ya, que se declare incompetente. El hecho que exista un tratado vigente, que fijó de manera definitiva la frontera entre Chile y Bolivia el año 1904, evidentemente debiera ser el punto fundamental para que la Corte declare la incompetencia en esta demanda.

Porque según el artículo sexto del Pacto de Bogotá, todo aquello que hubiere estado resuelto mediante tratado antes de 1948 no puede ser conocido por la Corte.

La Corte no puede acoger ese argumento.

—Me imagino que se planteará más de una excepción...

—No entraré en el detalle de los fundamentos, son confidenciales al escrito que presentaremos. Pero en lo fundamental, hay un tratado válido vigente y además esto pone en entredicho la estabilidad de las fronteras. Ya no es sólo una demanda que se presenta contra Chile; se presenta contra el sistema internacional contra la certeza jurídica, contra la estabilidad de las fronteras y los tratados de límites que tienen protección superior en el derecho internacional. Tiene un alcance mucho más allá de Chile-Bolivia.

—¿Cuáles eran las desventajas de presentar esto en la contramemoria? —Hay ventajas y desventajas para las dos opciones. Y hemos tomado la decisión, la Presidenta ha adoptado esta decisión pensando en que tenemos que presentar esta objeción preliminar ahora y no tener que esperar.

—En cuanto a plazos, usted mencionó un año y medio. En el caso Colombia Nicaragua, las excepciones preliminares se extendieron por más de cinco.

—No, de ninguna manera, porque aquí lo que hay es lo siguiente: en este momento el procedimiento sobre el fondo se congela y se deja de lado. Y ahora los jueces tienen que atenerse exclusivamente a la objeción preliminar que Chile ha presentado. Vamos a presentar este escrito antes ó el 15 de julio; la Corte tendrá que darle un plazo a la parte boliviana para su respuesta por escrito; luego que eso ocurre, vienen alegatos orales ante los jueces y eso puede tomar —los alegatos orales, la presentación chilena, la respuesta boliviana— un año, año y medio. Lo que no se sabe es cuál sería la respuesta de la Corte evidentemente. Si la Corte decide rechazar los argumentos de Chile, bueno, tendremos que ir al fondo; si decide acoger se acaba el caso. También existe la tercera posibilidad, que la Corte diga "su escrito toca el fondo de la cuestión, entonces respecto a su objeción no diré nada ahora me pronuncio al final conjuntamente con los méritos del caso". Si dijera eso, ahí se puede extender por cinco, seis años.

—Y está la alternativa que la Corte acoja parcialmente las excepciones.

—También podría pasar, pero en términos gruesos son tres alternativas: aceptación, rechazo o postergación de la decisión sobre la objeción para el final cuando se discutan los denominados méritos.

—¿Cuánto pesó el debate que hubo en Chile? En la entrevista que dio el agente Bulnes apuntaba más a una decisión que se entendía era presentar esto en la contramemoria.

—No, de ninguna manera. Estuvimos muy claros con el agente y el coagente que la recomendación que le íbamos a dar a la Presidenta era de las opiniones preliminares y ella, al final de cuentas, decidió de manera autónoma, una vez que nosotros le dimos las recomendaciones. Esa puede haber sido una percepción. Nosotros lo que hicimos fue poner todas las cartas sobre la mesa y la Presidenta, como bien dijo en su mensaje al país, escuchó a todos los sectores; yo mismo escuché al Comité Asesor, a las comisiones de RR.EE. de la Cámara, del Senado. El proceso fue extremadamente participativo y transparente y le dijimos a cada uno de nuestros interlocutores los pros y los contras, los impactos si tomábamos el camino A o B.

—Hubo una recomendación de los abogados internacionales de plantear el tema en la contramemoria...

—No hubo una recomendación formal, nos decían que había una suerte de porcentaje de posibilidades. Ellos sostenían que las dos posibilidades estaban abiertas, pero que existía un componente importante que la Corte pudiera encontrar que los argumentos de Chile son positivos, pero que pudiera derivarlos a la consideración de una eventual objeción preliminar, que lo pudiera derivar a la discusión de fondo. Escuchamos atentamente y, en definitiva como dije, la recomendación que le hicimos a la Presidenta es la decisión que ella decidió tomar.

—¿En eso fue clara la opinión mayoritaria de los actores políticos? —No sé qué factores pesaron, creo que ella tomó de manera principal en cuenta la recomendación que los tres le hicimos a ella. Al final la decisión es soberana de la Presidenta.